Relajación consciente
RELAJACIÓN CONSCIENTE
Esta técnica debe ser tomada a modo de guía y no rígidamente, puesto que lograríamos el efecto contrario al buscado.
En primer lugar la postura a adoptar es "savasana" o postura del cadáver sobre el suelo, puedes hacerlo con una delgada colchoneta de por medio.
Consiste en colocarse con la espalda apoyada en el piso, las piernas separadas levemente, con los dedos de los pies hacia los lados, los brazos se hallan distendidos a los lados del cuerpo separados unos centímetros del mismo con las palmas hacia arriba.
Comenzamos haciendo unas respiraciones lentas y profundas sin llegar a forzar los pulmones. En cada exhalación se debe adoptar la actitud de "soltar", es decir en cada exhalación se debe intentar aflojar, soltar, relajar, las tensiones emocionales y físicas.
Es importante esta actitud puesto que permite ir profundizando el estado de relajación general y de distensión psíquica.
Otro aspecto a tener en cuenta es que debe haber una atención consciente a todo el proceso de relajación, así como también de los estados mentales.
Esto permite la incorporación a la conciencia de la energía que se va liberando progresivamente, produciendo una expansión de la misma y de sus posibilidades.
Luego se comienza a relajar el cuerpo focalizándose en las distintas zonas del cuerpo, aflojando dicha zona con la exhalación, y la correcta actitud mental de "soltar". Comenzamos por los pies, piernas, caderas, abdomen, pecho, manos, brazos, cuello y por último cabeza.
Tómese la cantidad de respiraciones necesarias por cada parte del cuerpo, acompañando, si se desea, el proceso con autosugestiones mentales diciendo para sí mismo: "relax" o "estoy en paz", etc.
Al completar el recorrido del cuerpo debemos centrar nuestra atención en la respiración, siendo conscientes de sus movimientos y del aire entrando y saliendo de nuestros pulmones.
La respiración no debe ser controlada, sino observada, y dejando que el movimiento se produzca naturalmente.
Lo importante aquí es "estar presentes" siendo plenamente conscientes del ahora, de lo que está sucediendo con el cuerpo y con la mente. Todo esto en un estado de "no-acción" o sin esfuerzo.
La atención no debe ser forzada, sino que debe flotar ella misma en el océano de la conciencia, en el fluir del aire hacia adentro y hacia fuera, en el fluir de los pensamientos hacia la conciencia y luego de nuevo hacia la inconsciencia.
Cuando sintamos que sea necesario retornar al estado ordinario de conciencia, debemos hacerlo muy lentamente, aumentando la profundidad de las respiraciones, y moviendo levemente primero los músculos (brazos, pies, cabeza, así sucesivamente con cada parte del cuerpo), siempre con suavidad, hasta incorporarnos nuevamente en el presente material.