La relación de elementos según las características del cuerpo de la información
Ya hemos apuntado y señalado cuál es el cuerpo de una información, y que se trata del elemento central de la misma.
Alrededor de éste se irán abordando el resto de elementos y la pertinencia de elegir entre unos u otros. Sin embargo, siempre tendremos que imponer la lógica y el sentido común en base a la extensión del cuerpo (que marcará si estamos ante una información amplia o no).
Hemos visto que en el caso de que nos encontremos ante una información amplia, por ejemplo, que ocupe toda una página de nuestra particular publicación; tendremos que tener en cuenta más los elementos visuales que entrarán en juego (tanto si son lingüísticos como si no).
Todo ello, para tener delante una información que resulte ordenada y fácil de leer. En este sentido, el cuerpo (aunque contiene todas las claves y los argumentos de la información) no resulta atractivo en sí mismo, necesitando de los otros elementos arriba apuntados.
Es por ello, que debemos buscar la armonía y el equilibrio entre la extensión del cuerpo y los elementos que usamos.
Así, una información amplia vacía en otros elementos (como los destacados y los gráficos) resulta menos atractiva que una información amplia con sus correspondientes ilustraciones y otros textos que se encuentran acompañando al cuerpo (texto principal), y que sirven para destacar y resaltar las cuestiones más importantes o las que requieren de especial atención.
Del mismo modo, un cuerpo corto en extensión no necesitará de demasiadas informaciones extras, gráficos y demás ya que puede resultar cargado a la vista.
Encontrar esta armonía resulta fácil si consultamos los medios impresos que tenemos alrededor (tanto revistas como periódicos).
Asimismo, el carácter de la información (según se trate de información seria, de servicio público o de entretenimiento) también será clave a la hora de disponer de los diferentes elementos.
Una información que pretende entrar con cierto carácter de seriedad en los/as lectores/as, deberá elegir un formato austero (no demasiado colorido) y con elementos básicos que simplemente ayuden a la lectura. Prestará mucho más atención a los elementos lingüísticos (tanto los principales como los secundarios).
Sin embargo, una información que pretende tener un carácter más de entretenimiento, jugará más con los aspectos gráficos haciendo una publicación más desenfadada y colorida sin que el orden en la lectura sea una característica tan importante.
Hay que recordar, en cambio, que estos “juegos gráficos” no están al alcance de todas las personas y que llevar a cabo una publicación de este tipo sin tener previo conocimiento puede generar una información desagradable a la vista y excesivamente cargada.
Podemos decir que estas formas de presentación solo son aptas para personas con conocimientos previos en diseño, o para quienes escriben ya sobre una plantilla elaborada por estas personas.