Publicidad eficaz
La publicidad que funciona tiene que transmitir un beneficio básico. Normalmente lo mejor es lo más simple así que suele ser buena idea elegir un sólo beneficio poderoso.
Y lo más importante es que sea creíble. Lo que se denomina la “Razón para Creer”. Muchos anuncios fracasan porque no son creíbles.
Debemos decidir que datos, información, testimoniales, catedráticos que juran por sus niños, asociaciones que nos respaldan, famosos que recomiendan nuestros productos u otros sistemas que respalden lo que afirmamos.
Los dos puntales fundamentales para el éxito de un anuncio son por tanto elegir el adecuado beneficio básico que sea capaz de mover al público al que nos dirigimos y hacerlo creíble.
Muchos anuncios fracasan porque los argumentos se dan mirándose la empresa al ombligo en vez de ponerse en la mente del cliente. Pero sobre todo muchísimos fracasan y pasan desapercibidos porque no son creíbles.
Todos esos miles de anuncios que dicen calidad, profesionalidad, experiencia sin aportar pruebas o razones que lo respalden no resultan creíbles. Si todos dicen lo mismo y no dan razones para que los creamos, nuestro cerebro de consumidores entrenados los desecharán.
Moraleja: Nunca debe faltar en nuestro anuncio un beneficio contundente y sobre todo una razón para que crean que es posible obtenerlo con nuestro producto.