4 bombas nucleares caen accidentalmente sobre Palomares (Almería, España)
A las 9 de la mañana del 17 de Enero de 1966 un avión B-52 estadounidense colisiona en el aire con el avión nodriza que lo estaba abasteciendo (un KC-135), y estalla.
Iba cargado con cuatro bombas termonucleares Mark 28, de 1,5 megatones, de las que tres caen en tierra firme (en un radio de 60 hectáreas, que equivale a 50.000 metros cúbicos de tierra, que están contaminados) y una cuarta al mar; desplegándose por parte española y estadounidense todos los dispositivos posibles para su recuperación (43 barcos, 2.200 marineros, 130 buzos, 75 científicos…), no para evitar que contaminase la zona, sino para evitar que el artefacto cayese en manos “enemigas” (Unión Soviética, por ejemplo).
Finalmente fue encontrada casi tres meses después por un minisubmarino estadounidense que siguió las indicaciones de un pescador local que había presenciado el accidente.
Para demostrar que no existía ningún peligro el Ministro de Turismo español, Manuel Fraga se baño en las playas del pueblo junto al embajador estadounidense.