Carlos III emite una Real Cédula declarando "honestos" ciertos oficios artesanos
El 18 de marzo de 1783 Carlos III aprueba una Real Cédula por la que declara que los curtidores, zapateros, sastres, herreros y otros oficios similares son “honestos” y “honrados”, por lo que automáticamente, aquella persona que los desempeña puede ejercer empleos municipales.
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