Defendiendo al monarca
El propósito de una partida de ajedrez es, como ya lo saben ustedes, dar mate al monarca contrario (ya sea que lo haga en 2 jugadas como en el “mate del loco” o en 100 movimientos). El ataque contra esta pieza (dicho sea de paso, algunos autores consideran que el rey no es una pieza, ya que sus características son diferentes a las del resto de piezas en el tablero de ajedrez) es una seductora manera de operar activamente, y su defensa decide a menudo el resultado de toda partida.
Por lo anteriormente dicho, lo primero que debe buscarse en la apertura, es la defensa del monarca a través del “enroque”, ya sea en el flanco de rey (enroque corto) o en el flanco de dama (enroque largo), esta es una acción no solo para defender al rey, sino también para facilitar la interconexión de las torres (se considera que cuando las “torres se conectan” en el tablero, se ha dado paso ya al medio juego); pero al elegir el flanco en el cual enrocarse, se debe considerar las garantías de seguridad que se puede ofrecer al monarca.
El GM Ilia Kan resalta que “desde el punto de vista de la defensa del rey, lo más importante es enrocar a su debido tiempo. En la práctica a veces ocurre que el rey permanece mucho tiempo en su posición inicial, porque los dos contendientes no tienen necesidad de efectuar el enroque. Pero estos casos no suelen darse con frecuencia”. Cuando un ajedrecista decide mantener a su rey en el centro del tablero, como lo afirma el GM Kan, puede ocurrir cuando el centro se encuentra bloqueado o cerrado por los peones, y dicha situación es “estática”, pero si se deja al rey en el centro del tablero, y el centro tiene un bloqueo de peones pero “dinámico”, el monarca puede correr grave peligro de sufrir un ataque fulminante y fallecer frente a sus tropas. En las partidas comentadas que he incluido en este curso se toman dos ejemplos de partidas de actualidad y en las cuales un jugador deja a su monarca en el centro del tablero, pero por los motivos incorrectos, y esto hace que sufra un fuerte ataque y pierda la partida.
Para resaltar los conceptos comentados, analizaremos una partida clásica disputada en 1920 por Samuel Reshevsky, cuando él contaba con ¡8 años de edad!.
Reshevsky, S - Doery, L (C35)
Simultáneas Berlín (Alemania), 1920
C35: Gambito de rey (Gambito Cunningham)
1.e4 e5 2.f4 (los programas informáticos se desesperan con el gambito de rey y siempre proponen alternativas como 2.Cf3 para proseguir con 2...Cc6 3.Ab5 y todo transcurre por los cauces normales, pero Reshevsky a sus 8 años ¡no quería una partida tranquila!) 2...exf4 3.Ac4 Ae7 (ver Diagrama 4).
Aquí ya se plantean las amenazas de las negras en la casilla h4 y atacando al monarca blanco, pero eso a Reshevsky le tiene sin cuidado. Una línea que puede seguirse es 3...Cc6 4.Cf3 con juego igualado. La partida prosiguió con 4.Cf3 (Si en este momento las blancas juegan 4.Cc3 la partida podría continuar así: 4…Ah4+ 5.Rf1 Ce7= con juego igualado) 4...Ah4+ 5.g3 (la teoría moderna recomienda jugar 5.Rf1!? y juego igualado, pero Reshevsky tenía otros planes) 5...fxg3 6.0–0 gxh2+7.Rh1 (Véase Diagrama 5).
En esta posición del Gambito Cunningham el peón negro de h2 se convierte en el principal defensor del monarca blanco… ¡Increíble dilema! 7…Ch6 (era de considerar en este momento la alternativa 7...Ag3!? que parece proveía mayores alternativas que la jugada negra) 8.d4 Y la posición negra se constriñe. 8...De7 (de considerar era 8...d6!? con mejores perspectivas para las negras) Como pueden observar, el monarca negro todavía permanece en el centro del tablero, motivo por el cual será castigado duramente por las blancas. La partida prosiguió con 9.Axh6gxh6 10.Ce5 (ver Diagrama 6).
Y con este movimiento las blancas amenazan ganar material, atacan el punto f7 y la defensa negra se está volviendo insuficiente. 10...Af6?? y el negro arruina su posición (tal vez con 10...Cc6 mantendría algunas esperanzas, pero siempre con una posición muy restringida luego de 11.Txf7 Dg5) 11.Dh5 y aquí las blancas ya tienen clara ventaja 11…Tf8 12.Cxf7 Dxe4+ (si las negras jugaran 12...Txf7 entonces las blancas responden con 13.e5 Rd814.Dxf7 Dxf7 15.Axf7 y las piezas negras del flanco de dama son meras espectadoras) 13.Rxh2 Dxc2+?? triste, pero ¿qué otra cosa podía hacer el Negro para intentar salvar la partida? (Ante 13...Dh4+ se proseguía con14.Dxh4Axh4 15.Cc3 y el ataque blanco se vuelve irresistible con la amenaza de Tae1, porque el rey negro nunca se movió del centro del tablero) 14.Rg3 (también con 14.Cd2! se asegura la victoria luego de 14...Dxd2+ 15.Rh1 y las torres blancas ocupando la columna abierta de “e” son una terrible amenaza al monarca negro) 14...Ah4+?? Propicia el camino hacia el desastre (una opción interesante para el negro era 14...Tg8+ 15.Cg5+ Tg6 y rezar para que las blancas cometan un error) 15.Dxh4 Dxc4 (15...Tg8+ rezando para pedir un milagro 16.Rf4 Dxc4 17.Te1+ De6 18.Txe6+ dxe6. En esta posición me llama la atención el lugar que ocupa el monarca blanco en f4 y aun así, las negras no tienen ningún contrajuego posible) la partida fue rematada por Reshevsky con la jugada 16.Dd8 y jaque mate (1–0) (Ver Diagrama 7).
Os dejo la posición final de la partida, en la cual el rey blanco se protegió a través del enroque, luego se movió en ¡3 ocasiones! Y aun así, el rey negro, que no se movió en ninguna ocasión en la partida, recibió un bonito remate del bando blanco en su casilla de origen.
La moraleja de esta partida es: desde la primera ocasión que tengas para proteger a tu rey, ¡hazlo! He conocido algunos jugadores novatos que piensan que el enroque es una jugada inútil, y no gustan de realizarla, pero la protección del rey “vale oro”, y además, con el enroque pones en juego también la torre para que ocupe una columna abierta o semiabierta, pero si no te en rocas, desde ya sabes, ¡le estás dando ventaja a tu rival!.