¿Qué entenderemos por defensa en el ajedrez?
Revisemos ahora algunas conceptualizaciones básicas con respecto al tema que nos trae a este nuevo curso, la “defensa”.
El Glosario Básico Iberoamericano de Ajedrez, con relación al término defensa plantea dos acepciones: una se refiere a la manera de prepararse para un ataque, y se dice que las negras por ser las que siguen al movimiento blanco, proponen una defensa. La otra acepción se intuye al planteo de una apertura por parte de las negras, que comúnmente se acompaña con el nombre del autor o sitio en donde se popularizó el estudio, por ejemplo:
- Defensa Francesa
- Defensa Philidor
- Defensa Siciliana
- Defensa Alekhine
- Defensa Eslava
- Defensa Holandesa
- Defensa India de Rey
- Defensa Pirc, etc.
Ramón Ibero, en su libro “Diccionario de Ajedrez”, establece que los conceptos fundamentales a considerar para adoptar una defensa son (véanse pp. 59-60):
1. “La defensa es una respuesta y como tal viene condicionada por la acción ofensiva que la motiva;
2. El valor del tiempo de más que tienen las blancas se va esfumando en el curso de la partida, por lo que, jugando correctamente, las negras pueden desenvolverse en un plano de relativa igualdad tan pronto como se entran en el medio juego;
3. No se debe pasar al ataque hasta haber consolidado la posición propia;
4. Aunque se ha dicho que la mejor defensa es el ataque, hay que estudiar a fondo la posición antes de decidirse por una defensa pasiva o por el contraataque”.
El Maestro Antonio Gude, refiriéndose al tema de la defensa, lo plantea de la siguiente manera: “En ajedrez, la defensa es vital. Cuando está siendo atacado, el jugador está obligado a defenderse con tenacidad, tratando de explotar las opciones que a menudo le brinda el impulso atacante”. En la práctica, son innumerables las partidas que han sido salvadas por una fuerte (o hasta ¡inteligente!) defensa. Y una vez que el bando agresor se estrella con la férrea defensa, entonces, corresponde al segundo jugador invertir los papeles y pasar al contragolpe, el cual tiene buenas perspectivas, ya que el primer jugador, por las ansias del ataque, podría tener sus piezas descoordinadas y vulnerables en el tablero de juego.
También algunos autores hacen referencia al tema de la defensa como una ¿!“Filosofía”¡?... y en cierto sentido tienen razón. Recordemos que en el juego del ajedrez influye mucho la personalidad del ajedrecista, entonces, al momento de plantear una apertura, el jugador refleja su propio temperamento, entonces cuando una persona tienen una personalidad serena, tranquila, que gusta de la seguridad y no de los riesgos, etc., en este sentido tiene cabida la idea de la “defensa como una filosofía”.Personalmente he conocido a jugadores de este tipo, que gustan de jugadas como 1.d3 con ¡blancas!, pero bueno, por eso mismo es maravilloso el ajedrez, porque hay cabida para todos, el ajedrez es incluyente y no excluyente.
Cerraremos esta lección con un comentario del Gran Maestro Andrew Soltis, con referencia a la defensa en el ajedrez: “podríamos definir la defensa como la protección de las debilidades, que puede significar, por ejemplo, rechazar el ataque a la desesperada de un rival estratégicamente vencido. Puede significar proteger debilidades crónicas tanto y tan tenazmente que una posición ‘desesperada’ acabe por sostenerse. Puede significar distraer la atención del rival de sus debilidades, mediante la creación de contrajuego en una posición equilibrada… No se puede atacar todo el tiempo. Los grandes maestros del ataque –Alekhine, Tal, Spielmann y Marshall– también sabían defenderse bien, y por eso se encuentran entre los más grandes jugadores de todos los tiempos”.