El centro. Sus características esenciales (I)
EL CENTRO. SUS CARACTERISTICAS ESENCIALES.
Cuando hacemos referencia al centro del tablero de ajedrez, lo que se desea significar son las casillas e4, d4, e5 y d5. Algunas veces también se hace referencia al gran centro, que incluye las casillas contiguas a las cuatro mencionadas. En el diagrama 50se ilustra el centro en el recuadro color rojo, y el gran centro o centro ampliado en el recuadro color verde.
¿Por qué es tan importante el centro? ¿Porqué luchar por el centro es un elemento de la estrategia ajedrecística? Ante todo, recuerdan ustedes que hablábamos en lecciones anteriores que una pieza ubicada en el centro tiene un mayor radio de acción y domina muchas más casillas. Otro motivo es que tener peones bien ubicados en el centro hace que las piezas enemigas no puedan ubicarse en puntos estratégicos importantes, y por lo tanto, se les quita espacio para accionar. Y por último, la amenaza de avance de los peones centrales obligaría a retirar piezas que se encuentren delante de ellos, como por ejemplo, un caballo en f6 o un alfil en d6.
Analicemos a continuación las distintas configuraciones que puede tener el centro en una partida de ajedrez.
I. EL CENTRO CLÁSICO.
Llamado así a la configuración de peones (e4 y d4) como se observa en el diagrama 51:
La mayor parte de aperturas que se utilizaron durante el período clásico del ajedrez se encontraban encaminadas a situar sus peones en d4 y e4. Esta configuración de peones centrales se ajusta al sistema conocido como la Escuela Italiana, de utilizar el centro, o sea el uso del poder dinámico de los peones centrales y su avance para obligar a las piezas enemigas a retirarse, creando con ello amplias posibilidades de ataque.
Cuando el centro clásico aparece en una partida de ajedrez, Pachman propone los siguientes objetivos y principios que deben tomarse en cuenta por todo ajedrecista:
Para el jugador que posee el centro de peones.
- Las piezas debieran situarse de tal modo que protejan los peones centrales y al mismo tiempo estén dispuestas para apoyar un posible avance.
- Debieran maniobrar de tal modo que las piezas contrarias se vean obligadas a adoptar una posición poco favorable.
- Debiera avanzar los peones centrales en el momento adecuado y, mediante una ruptura en el centro, crear amenazas tácticas en uno o en ambos flancos.
Para el jugador que lucha contra el centro de peones.
- Procurará una ventajosa situación de piezas para inmovilizar los peones centrales enemigos.
- Presionar el centro con piezas para obligar a las del contrario a adoptar una posición pasiva.
- Procurar debilitar el centro enemigo de modo que uno de los peones esté obligado a avanzar dando ocasión a que el otro sea bloqueado.
- Procurar la liquidación de uno o los dos peones centrales mediante un ataque con los peones laterales “c”o “f”.
Es de hacer notar que el centro clásico es fuerte solamente cuando está suficientemente protegido por piezas y posee movilidad. Cuando los peones están inmovilizados o bloqueados resulta una debilidad.
II. EL PEQUEÑO CENTRO.
Este concepto establece que la posesión por bando de un peón en e4 o d4, mientras el oponente lo tiene en la tercera fila, por ejemplo, e6 o d6, y en una columna central adyacente. Entonces, a e4 se opone d6 y a d4 se opone e6.
La posición modelo se observa en el diagrama 52:
Las blancas tienen el pequeño centro en esta posición. Por tal motivo, el bando blanco debe aprovechar la columna de dama abierta, ocupar la casilla d5, mientras que las negras deben proceder de forma similar, ocupando la casilla e5. Como una pieza situada en d5 se encuentra en campo enemigo, ejercerá entonces una presión mayor en la posición enemiga que una pieza negra en e5; de esto, la posesión del pequeño centro proporciona cierta ventaja de espacio, permitiéndole mayor movilidad a las piezas.
Para jugar mejor con el pequeño centro, a continuación Pachman nos recomienda lo siguiente:
“Existen dos principios que deben considerarse cuando se juega contra el pequeño centro. El primero es el que generalmente ocurre cuando el peón contiguo ha avanzado dejando el peón central sin su natural protección, es someter a presión este peón central. El segundo, y más frecuente, es eliminar el peón central mediante el avance de un peón de la columna adyacente. Por lo tanto, téngase presente que el pequeño centro no es permanente, y sólo puede ser mantenido por un corto tiempo. Con su liquidación, la resultante apertura de las columnas centrales, algunas veces proporciona ventaja al oponente, si éste puede ingeniarse para ocuparlas”.