Alfil y peón contra peón
Alfil y peón contra peón
(Guillermo Gutiérrez)
En la siguiente posición, la primera jugada de las blancas no ofrece ninguna duda, debe impedirse que el rey contrario alcance el escaque a8, por eso se juega: 1.Ad6 Rd8 2.Rb7 Rd7 3.Ac7 Re6 (las negras no permiten que se les rechace inmediatamente, lo que tendría lugar después de 3...Re7 4.Rc6 Re6 5.Ad6 y el blanco tendría ventaja) 4.Rc6 Re7 5.Ab6 Re6 6.Ac5 Re5 7.Af8 Re6 8.Ad6 (No es posible jugar en ésta posición 8.Rb5? ya que al capturar el peón, las negras logran escabullirse y llegar al escaque a8, con lo que las tablas son evidentes. Por ejemplo: 8...Rd7 9.Rxa4 Rc6 10.Ra5 Rb7 11.Rb5 Rb8= y ahora es imposible sacar al monarca negro de la esquina a8.) 8...Rf7 9.Rd7 Rf6 10.Ah2 Rf7 11.Ae5 Rg6 12.Re6 (½–½)
En esta variante las blancas consiguen alejar al monarca negro de modo que no amenace retroceder a una de las esquinas "a8" o "h8". Resulta que en ésta variante lo único que consiguen las blancas es tablas, ya que existe una zona de empate en la que, de hallarse situado el rey negro, se alcanzan las tablas.
V. Rauzer ha formulado una regla que facilita la estimación de ésta posición: "Las blancas ganan siempre, si el rey negro se halla imposibilitado de alcanzar la parte del tablero limitada por los escaques a8, h8, h6, f4, e5, d4, a7. En este caso tiene interceptado el camino a las esquinas h8 y a8 (ver siguiente diagrama).
Cuando el rey negro se encuentra en la zona de empate, esto no garantiza aún las tablas, ya que debido a la proximidad del rey blanco al peón de "a", aquél puede llegar tarde a a8. Por eso es necesario tener en cuenta si el alfil blanco está situado en la diagonal h2-b8, el rey negro, enclavado en la zona de empate, debe poder llegar a d7 cuando el rey blanco alcance b5.