El templo
Era la residencia de la divinidad y la edificación más importante. Su distribución se organizaba para propiciar un ambiente de misterio y conocimientos secretos vinculados a los dioses y sacerdotes.
Las distintas habitaciones que lo componían iban siendo más bajas y menos luminosas a medida que se avanzaba hasta llegar al santuario, donde se guardaba la imagen del dios.
El acceso al interior estaba restringido, solo podían entrar los funcionarios, escribas y sacerdotes. El pueblo podía seguir las ceremonias desde los pilonos de la entrada.
El templo representaba un microcosmos: el mundo terrestre y el mundo celeste. Las columnas (tierra) se alzan hacia lo alto (cubierta). En el techo se representaba el cielo lleno de constelaciones.
El modelo de templo se configuró durante el Imperio Nuevo.
Constaba de las siguientes partes:
- Avenida de esfinges que llevaban hasta la puerta flanqueada por dos pilonos o cuerpos trapezoidales cubiertos de relieves.
- Sala hipétrea o patio de las procesiones.
- Sala hipóstila.
- Cámara del tesoro y dependencias auxiliares.
En el templo se realizaba el ritual de la momificación: antes de entrar en su tumba, el cuerpo del faraón debía depurarse y prepararse para la eternidad.