Reconcíliate contigo
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que ésa criatura que estás viendo es obra de Dios, y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.
Curiosamente todos deseamos lo mismo y es ser feliz, y cuando te das cuenta que puedes serlo por convicción propia no lo puedes creer...
Y es que la felicidad no es un destino a donde se llega, sino es la manera de caminar por la vida y algo a lo que tienes derecho, sí, aunque parezca increíble, todos/as tenemos el derecho de buscar nuestra felicidad. Sin embargo, de manera extraña, en el trayecto podemos tropezar con dos problemas graves: algunos seres humanos tienen miedo de ser felices y muy pocos saben exactamente qué desean. Es aquí cuando surge la enorme necesidad de conectarnos con nuestro corazón, escuchar nuestros deseos más profundos y vislumbrar los diferentes caminos por medio de los cuales podríamos alcanzarlo.
Quita la coraza que has puesto a tu corazón. Muchas veces sucede que nos han hecho tanto daño, hemos pasado por cosas tan dolorosas que sin querer o algunas veces queriendo colocamos una armadura en nuestro corazón y no nos permite ver las nuevas oportunidades que llegan a nuestras vidas. Permítete ser feliz, abre tu corazón a una oportunidad más, puede ser que ésta sea la indicada.
No olvides que en las decisiones importantes de la vida debemos dejar a un lado los temores y pretextos, toma el valor para correr ciertos riesgos, no olvides que se necesita determinación para perseguir y alcanzar los grandes sueños.