Entusiasmo

El entusiasmo 

“Cada producción de un genio constituye el resultado de su entusiasmo”.

Benjamín Franklin.

 

En la clase anterior comentábamos cómo el control de las emociones es una herramienta fundamental de la mente para triunfar en las relaciones interpersonales, lograr el apoyo de otros y desarrollar actitudes de liderazgo. 

El entusiasmo es una especie de fuerza interna que nos impulsa a la acción. Generalemente es generado por la posibilidad de una recompensa importante. Está relacionado con el optimismo y la motivación.

El entusiasmo constituye un factor fundamental en la búsqueda de las metas que conducen al éxito y es uno de los componentes en la aplicación de la Inteligencia Emocional, según Daniel Goleman (1996).

El entusiasmo implica una actitud mental que moviliza la voluntad hacia la realización de una actividad o la búsqueda de un logro. Se asocia con la esperanza, que no es la creencia ingenua de que se van a lograr las cosas, sino la convicción de que teniendo las herramientas intelectuales y la voluntad uno puede llevar a cabo sus propósitos.

El entusiasmo puede ser espontáneo, pero también puede ser resultado de una consciente y deliberada intención de hacer las cosas de buen grado, de darle sentido a lo que se hace e incluso, de disfrutar las actividades que son necesarias para lograr los objetivos que uno se propone.

Asumir una conducta optimista y entusiasta permite perseverar frente a potenciales obstáculos, superar los contratiempos y ser eficaces en nuestros esfuerzos en la persecución de logros significativos.

 

Algunos consejos sobre cómo mantener el entusiasmo

  • Preguntarse ¿Cuáles son mis logros?

Hacer una lista con los logros que uno ha tenido y sobre los cuales uno se siente orgulloso o al menos satisfecho. Esto permite verificar lo que somos capaces de hacer y desarrollar el impulso interior para continuar adelante.

  • Preguntarse ¿Cuál ha sido mi aprendizaje en el proceso?

Lo que se aprende en cada oportunidad en la que uno ha puesto su entusiasmo, aunque no se hayan alcanzado los objetivos, es una experiencia valiosa para la próxima vez y contribuye al estímulo interno para la próxima ocasión.

  • Evaluar (si es el caso): ¿Por qué he perdido o estoy perdiendo el entusiasmo?

Existen varias potenciales respuestas: me aburrí o decepcioné por la cantidad de escollos, perdí interés en el resultado que esperaba u otra cosa me llama más la atención. Una vez comprendido, restablecer los objetivos y diseñar una estrategia para reemprender la acción con renovado interés.

  • No rendirse. Cuando el entusiasmo disminuya, no abandonar la idea de lo que se quiere lograr. Es posible que no sea fácil reanudar el esfuerzo inmediatamente, pero después de alguna reflexión, convencerse de que lo que se está haciendo vale la pena y uno puede lograrlo.

 

 

Entusiasmo y motivación

Literalmente, motivación significa "lo que nos mueve a la acción". Es una actitud internamente generada por estímulos internos o externos.  Aunque motivación y entusiasmo no son lo mismo, sumados pueden producir efectos muy positivos. 

El principal motivador es el logro: tener resultados y obtener la aprobación por éstos. Para mantener la motivación en otros hay reconocer entusiastamente sus logors.

Algunas estrategias motivacionales son:

  • Escribir y tener a mano para leer con frecuencia algunas frases motivadores tales como "Soy perseverante y optimista, puedo lograr lo que me propongo", o "Estoy seguro de que puedo obtener resultados positivos en cualquier negociación o proyecto en el que me involucre". 
  • Registrar las emociones sentidas en ocasiones en los que se hayan producido logros apreciados o plantear propósitos que puedan producir satisfacciones en el futuro.
  • Aprender a practicar la visualización, una técnica efectiva basada en ubicarse imaginariamente, con el mayor grado de realismo posible en nuestra mente, en situaciones en los que estamos logrando algún objetivo o una meta muy satisfactoria, que despierte admiración o aprobación de otros.
  • Hay que aclarar, finalmente, que también una consideración de posibles resultados negativos, que potencialmente nos produzca posibles sufrimientos físicos o psicológicos, son también motivadores de conductas tendientes a evitarlos.

Jose Ramón Solano

Master of Engineering Management

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