¡Creando un nuevo hábito!

K. Gleeson coloca el siguiente ejemplo: “Es posible adoptar nuevas maneras de hacer las cosas desarrollando nuevos hábitos. Puede ser que haya entrado a un restaurante nuevo por curiosidad o por accidente, y darse cuenta que le gustó, lo que le induce a regresar una y otra vez. Algo similar sucede con los hábitos nuevos, hay que empezar por adoptarlos, empezando por uno en particular, el hábito de actuar ahora. Hágalo ahora, en el momento en que una idea positiva cruce su mente para probar un método nuevo de hacer su trabajo. Intente manejar a su oficina por una ruta diferente, cuando sienta el impulso de hacerlo”.

Para saber manejar mejor nuestro tiempo, debemos entonces crear nuevos hábitos, y eliminar los malos hábitos. A continuación algunas ideas para realizar esto retomadas de K. Gleeson:

 

Construya una lista diaria de "cosas para hacer" y refiérase a ella frecuentemente.

Usted puede comenzar a hacer una lista de "cosas para hacer" sólo después de experimentar el éxito usando un calendario de planificación, tal como el que se detalla en este curso. Durante la primera revisión de su planificador en la mañana, haga una lista de todo lo que tiene que hacerse durante ese día. Mantenga la lista relativamente corta, por ejemplo, de 5 a 10 cosas que atender, de tal forma que usted pueda tener éxito al completar toda su lista.

Sea realista acerca de lo que se puede realizar en un día y recuerde programar algún "tiempo personal" incluyendo una actividad o tiempo individual como uno de los ítems. Haga una lista de acciones específicas en vez de conceptos vagos. Por ejemplo, "comprar flores para mi esposa" sería un ítem más específico que "ser amable con mi esposa".

Examine continuamente la lista y asigne a cada cosa fecha y hora específicas en el planificador diario. Trate de completarlas según lo programado, tratando siempre de revisar su lista y cumplir con las cosa ahí escritas. Subraye o tache las cosas que ya haya realizado, y evalúe las que tiene pendientes de realizar.

Cuando finalice el día, vuelva a la lista y revísela. Es importante que usted se autofelicite siempre que haya completado todas las cosas que tenia pendientes realizar.

Cuando le queden actividades pendientes de realizar, simplemente páselas a la lista del día siguiente. Pero si esto ocurre con frecuencia, puede ser que usted esté tratando de abarcar más de las actividades que usted puede desarrollar. En este caso, otra sugerencia es que delegue algunas actividades, para concentrarse en las prioritarias.

Escriba en orden de prioridad su lista y actúe de acuerdo a ellas.

Usted puede desarrollar su lista de “cosas pendientes” colocándoles sus respectivas prioridades. Por ejemplo, puede ordenarlas de “mayor a menor”, otro sistema es de clasificarlas como “Primarias”, “Secundarias” y “pendientes de realizar”.

K. Gleeson es categórico al afirmar que usted debe elegir el método que mejor se acomode a su estilo, y comience a poner en orden de prioridad su lista de “cosas pendientes”.

Otro punto importante a destacar, es el hecho de practicar afirmaciones que le sean de utilidad para mantener el ritmo de trabajo y no desviarse de su lista de prioridades durante todo el día. Por ejemplo, algunas afirmaciones que usted puede repetirse a lo largo del día son: “Sigue adelante, ya casi terminas”; “vamos, concéntrate”; “finalizo mis prioridades con éxito”, etc. Cabe destacar que éste tipo de afirmaciones se recomienda que sean en forma positiva, y evitar afirmaciones del tipo “no me distraigo”, hay que evitar el “no”.

 

Un sistema particular.

Continuando con el tema de hacer una lista, el autor J. T. McCay nos propone los siguientes pasos para desarrollar una lista de prioridades:

1.      Tomemos dos hojas de papel.

2.      Encabecemos una de ellas con el rótulo “TENGO QUE HACER...”, y la otra con un “CONVIENE QUE HAGA...”.

3.      En la hoja rotulada “TENGO QUE...” pongamos una lista solamente de aquellas cosas que debamos hacer hoy.

4.      En la otra hoja, bajo el rótulo “CONVIENE QUE HAGA...” escribamos todas aquellas cosas que creamos que deben hacerse, que sintamos como dignas de llevarse a cabo.

5.      Archivemos la lista correspondiente al “CONVIENE QUE HAGA...” para futuras referencias.

6.      Ejecutemos punto por punto lo anotado en nuestra hoja titulada “TENGO QUE...”.

 

El mismo J. T. McCay dice que la clave del método estriba en la selección de aquellos ítems que deben ponerse en la lista bajo el rótulo “TENGO QUE...”. No debe incluirse nada que no suponga como respuesta un SI, a la siguiente pregunta: ¿Se perjudica en algo mi trabajo, mis colaboradores o mi familia, aunque sea de modo insignificante, si dejo de hacer esto hoy?

Al hacer esto le sorprenderá las pocas cosas que en realidad tenemos que hacer. De la misma forma, al estudiar la lista de las cosas que “Conviene Hacer”, que muchos de estos puntos carecen de importancia.  Concluye McCay diciendo que “si practicamos este procedimiento, encontraremos un ahorro de tiempo desde el primer día. Este tiempo ahorrado debemos utilizarlo para trazar de inmediato objetivos a desarrollar en los próximos tres meses, y así sucesivamente”.

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