Duración
En la exposición de un discurso es fundamental controlar el tiempo del que disponemos para dicha exposición. Excederse en el tiempo y no poder terminar el discurso no sólo perjudicaría nuestro mensaje sino la forma de emisión del mismo acelerando nuestra emisión e incluso saltándonos ejemplos o apoyos visuales que complementan el mensaje.
Del mismo modo, terminar antes de tiempo el mensaje puede dar lugar a equívocos o incluso a sensación de poco contenido o poca calidad del mismo.
Lo correcto es mantener un ritmo natural que permita al público no perderse ni aburrirse con el mensaje y que permita al locutor exponer correctamente el discurso empleando para ello el material de apoyo necesario, ejemplos, atendiendo intervenciones e incluso tener posibles imprevistos.
Para lograr una correcta duración de nuestro discurso es fundamental tener en cuenta los siguientes pasos:
- Informarnos previamente y en primer lugar del tiempo de exposición del que disponemos.
- Calcular en función de dicha duración:Cuánto tiempo se dedicará al contenido del mensaje y cuánto tiempo se dedicará al apoyo visual.
- Dejar unos minutos de pérdida en dicho cálculo ante algún imprevisto.
- Dejar tiempo aproximado para ruegos y preguntas finales.
Estos cuatro pasos deben ser ensayados previamente a ser posible, para hacer un cálculo lo más aproximado posible al tiempo real que nos llevará la exposición del mensaje, y hacer tras dicho cálculo las modificaciones necesarias para no excedernos ni acortar en exceso nuestro mensaje.