Hablar en público
Una vez dominadas las principales técnicas y conocimientos sobre la locución y oratoria, es el momento de ponerla en práctica. Para ello, es el momento de prepararse para exponer en público nuestro mensaje en forma de discurso.
Es el momento de aplicar lo hasta ahora aprendido, sin embargo, eso no implica que deba provocar en el orador una sensación de angustia o estrés. Lo primero de todo es mantener la calma y estar relajado, para ello en este tema se recogen los principales consejos a tener en cuenta para realizar una excelente y relajada oratoria pública.
- Conocer el tema: prepararlo a fondo, dotándonos de un amplio conocimiento sobre el tema expuesto para estar seguros de lo que contamos.
- Practicar con antelación: practicar el habla pública de nuestro discurso e incluso grabarnos para con ello detectar errores futuros.
- Guioniza tu discurso: redactar un esquema o guiones con las ideas básicas del discurso. Este es un consejo muy útil, ya que depender de nuestra memoria o de un gran texto puede hacernos perder la atención y tropezar. A través de un esquema o guión podemos ir de una idea a otra de nuestro contenido, no dejando cabida al olvido.
- Visualiza el éxito: es aconsejable alimentarse de positividad, confiando en todo momento en que nuestra oratoria va a ser buena y completa, evitando así cualquier pensamiento negativo que pueda estropear nuestra puesta en escena.
- Respirar profundamente y mantener cuerpo y mente relajada: previamente y durante el discurso debemos intentar estar lo más relajados posibles y para ello podemos recurrir a respirar profundamente cuando sea necesario en nuestra oratoria.
- Apoyo visual o material: hacer uso de pizarras, proyección de vídeos o de dispositivas que te permitan darse un respiro, evitando durante unos segundos hablar, mientras que el público presta atención a los apoyos visuales empleados.
- Audiencia: prestar atención a la exposición y al contenido del discurso, y no a la audiencia, a pesar de que esto no signifique no dirigir miradas a tu público.
- Silencios y disculpas: no temer a los silencios, son frecuentes e incluso en ocasiones necesarios. Ser natural y ante un imprevisto o un error, disculparse brevemente y volver a situarse en el mensaje.
Estas indicaciones ayudarán a que la exposición del mensaje sea excelente y que la dicción y locución del discurso sea adecuada, dada la tranquilidad y serenidad del orador.