La voz y la palabra
Una vez registrado el tono y volumen de nuestra voz, es fundamental educarla y cuidarla para una correcta locución. Con la voz, podemos desarrollar diferentes matices y registros que mostrarán un estado de ánimo frente al oyente. Para lograr dichos matices, debemos adaptar la voz a la interpretación que requiera el contenido del discurso o el público al que nos dirijamos.
En este proceso de registro de matices es importante tener en cuenta dos factores:
- Adaptar nuestro tono al contenido del discurso. Por ejemplo, si se tratase de la lectura de una novela romántica utilizaremos un tono íntimo y sensual (empleando para ello susurros o lentitud en la lectura). Al igual que el uso de otros tonos como el irónico o el amistoso.
- El estado de ánimo del emisor no debe manifestarse a través de su voz. El emisor debe ser capaz de disimular su verdadero estado de ánimo para que frente al oyente su voz siempre suene amable y cercana, independientemente del sentimiento real del emisor.
Estas dos referencias hacen que nuestra voz siempre suene amable, evitando con ello que el público no aprecie la reacción que nos produce realmente el contenido del mensaje.
La voz es la herramienta fundamental de la locución y la oratoria. Por ello, es importante seguir los siguientes consejos en el cuidado de la misma:
- No gritar ni forzar la voz en lugares ruidosos. Si nos disponemos a ofrecer un discurso ante un auditorio y no se nos escucha con claridad, es preferible aumentar el volumen del micrófono o rogar silencio en la sala, evitando siempre forzar nuestra voz.
- Abrigar la garganta para no tener una voz dañada y que el sonido emitido esté limpio de ronqueces o ruidos.
- Apoyarnos en materiales visuales para no abusar del uso de nuestra voz.
- Beber líquidos o chupar caramelos previamente a la locución para evitar sequedad en la garganta.
- Evitar humos que puedan dañar la claridad de la voz.
Junto a cómo hacemos uso de nuestra voz, es fundamental cuidar el contenido del discurso. El correcto uso del lenguaje castellano es fundamental en la locución. Debemos cuidar las palabras empleadas, evitando con ello hacer uso de palabras malsonantes, así como realizar una correcta selección de palabras cultas, muletillas y expresiones de gran riqueza lingüística que embellezca aún más nuestro discurso.
Por tanto, la combinación de una voz cuidada y educada junto a la riqueza léxica de nuestro discurso dará como resultado una excelente locución u oratoria.