Visitas
Cuando se realiza una visita a una casa ajena hay una serie de normas que conviene observar:
Hay que avisar por teléfono de nuestra visita con cierta antelación, no son admisibles visitas sorpresas, con el padre en la ducha, la madre en bata, la casa sin hacer, etc.
Hay ciertos horarios que hay que respetar escrupulosamente:
Por la mañana, no se debe visitar una casa antes de las 11 (las 12 los fines de semana) y hay que marcharse antes de las 1,30.
Por la tarde, no se debe visitar antes de las 5 y hay que marcharse antes de las 8,30.
En principio, el Domingo o los días de fiesta no son días de visita.
Las visitas no deben alargarse en exceso (nada de visitas interminables que obliguen a los anfitriones a tener que llamar a la policía).
Los anfitriones recibirán a la visita en el hall y cuando se marche también la acompañarán a la puerta.
Los hijos de la familia saldrán a saludar y luego se retirarán a sus habitaciones.
Se ofrecerá a la visita un refresco o café, acompañado de algún aperitivo o pastas.
Los anfitriones apagarán la televisión, aunque estén retransmitiendo la final del campeonato de fútbol.
Por cierto, hay que evitar visitar una casa ajena en momentos señalados: finales de liga, retransmisiones deportivas de máximo interés, etc.
Cuando se visita una casa no se llevarán niños pequeños ni animales y, por su parte, los anfitriones también mantendrán a sus hijos pequeños y mascotas, si tuvieran, en otra habitación.
Los anfitriones se mostrarán animados e interesados en su conversación con la visita, por aburrida que ésta pueda resultar (es deber de la visita no resultar aburrida).
La iniciativa de marcharse debe partir de la visita, los anfitriones le pedirán que no se marche todavía, que aún es pronto, pero ésta debe entender que este ruego es simplemente una fórmula de cortesía.
Sólo si la visita se alarga demasiado los anfitriones podrán tomar la iniciativa con formulas diversas donde prime la educación, por ejemplo, mirar de reojo el reloj, hacer una referencia sobre los baños de los niños o algo parecido. No es correcto bostezar, ponerse el pijama o hacer algún comentario sobre la gente pesada.