Usa la Memoria de Manera Adecuada
¡No tengas miedo! He mencionado una palabra "maldita", pero debes saber que la memoria NO es lo que creías hasta ahora.
Durante muchas décadas, los sistemas educativos le dieron mucha importancia a memorizar conceptos. Sin embargo, actualmente existe una moda social que tiende a denostar el uso de la memoria, y parece que cualquier forma de estudiar relacionada con la palabra "memorizar" es sinónimo de no estudiar bien. No hagas caso a todo esto, aunque la llamemos de otras maneras, seguimos usando la memoria para estudiar; lo que pasa es que estamos encontrando diferentes memorias y formas más adecuadas de usarlas.
Tipos de memoria
En primer lugar, debes saber qué es la memoria, para poder perderle el miedo a esta palabra. La memoria es una función que tiene nuestro cerebro, que nos permite asimilar información del entorno, almacenarla durante un tiempo y recuperarla en un momento futuro.
Siempre tenemos un acceso a la información a través de nuestros sentidos. Esto provoca una primera impresión del estímulo que dura unos pocos segundos. Esta memoria sensorial nos permite, por ejemplo, evocar una representación mental de una imagen inmediatamente después de haberla visto (memoria visual), o reproducir un sonido concreto inmediatamente después de haberlo oído (memoria auditiva). Aunque sea una impresión muy poco duradera, puedes usarla como estrategia de gancho: recuerda que, cuando te hablaba de las estrategias para subrayar textos, te recomendaba usar varios colores, para estimular una memoria visual; llamar la atención de tus sentidos es una forma de "abrir la puerta" a la información. Esto también es aplicable a las imágenes usadas en los mapas mentales.
Está bien, una vez que has creado algunas estrategias para que la información entre con más facilidad a través de tus sentidos, debemos hablar de otros tipos de memoria, que son los que más te van a interesar para recordar cosas. Si lees una lista de palabras y dejas pasar entre 20 y 30 segundos, seguramente seas capaz de recordar entre 5 y 9 de esas palabras; esto es la memoria a corto plazo.
Hablamos de memoria a largo plazo cuando eres capaz de recordar esas palabras después de varios días, o incluso durante un tiempo indefinido; por ejemplo, ¿verdad que eres capaz de recordar el abecedario, las notas musicales y los planetas del Sistema Solar? Está bien, pero debes saber que no sólo consiste en ser capaz de repetir palabras; aquí te presento los dos grupos de memorias a largo plazo que existen:
- Memorias declarativas. Cuando recuerdas el nombre de un objeto, la fecha de un hecho histórico o algo que te ocurrió a ti en el pasado, estás evocando eventos específicos de forma explícita; es decir, les estás convirtiendo esos recuerdos en palabras.
- Memorias no declarativas. Cuando realizas un procedimiento motor (por ejemplo, pedalear), cuando identificas la forma de un objeto, y cuando respondes a un estímulo que ya conoces, estás usando una memoria implícita; es decir, estás haciendo algo que aprendiste antes, sin necesidad de usar palabras.
Lo que te interesa es usar estrategias para conseguir que una buena parte de memoria a corto plazo se convierta en memoria a largo plazo. Estas estrategias deben ser diseñadas de acuerdo al tipo de información que desees almacenar, es decir, dependiendo del tipo de memoria a largo plazo que se requiera usar.
Reglas Mnemotécnicas
Estas técnicas consisten en relacionar una secuencia de contenidos explícitos con los elementos de una frase fácil de recordar. Así, cuando necesites recordar los contenidos, sólo tendrás que acudir a esa frase y decodificar la información que le habías adjudicado. Aquí te presento las reglas mnemotécnicas más usadas:
- Palabra-pinza. Consiste en asociar números con palabras que rimen con ellos.
- Cadena. Consiste en enlazar los elementos que quieres memorizar, como si fueran eslabones de una cadena. Debes hacer relaciones por parejas, de forma que cada elemento te lleve a recordar el siguiente.
- Relato. Consiste en construir una historia usando los elementos que quieres memorizar. Cuando necesites recordar esos elementos, sólo relata esa historia.
- Lugares. Consiste en relacionar cada elemento con un lugar físico; de este modo, cuando necesites recordar los elementos, sólo tendrás que hacer un recorrido por los lugares que habías adjudicado.
- Conversión numérica. Este método se usa para recordar números. Consiste en asignar a cada número del 0 al 9 una letra consonante con la que guarde algún vínculo. Cuando tengas un número con varias cifras, tendrás una secuencia de varias consonantes; sólo tienes que introducir entre ellas las vocales que necesites para construir una palabra conocida. De este modo, cuando tengas que recordar ese número, sólo deberás acudir a esa palabra y reconvertir las consonantes en números.
- Iniciales. Muy útil para recordar listas. Consiste en construir palabras o frases usando las iniciales de una lista de elementos.
- Casilleros mentales. Consiste en asociar las palabras que quieres memorizar con palabras con las que te sientas familiarizado.
- Imagen mental. Este método es especialmente útil para recordar objetos concretos. Consiste en convertir mentalmente una palabra en su imagen. Esto se puede reforzar añadiendo detalles imaginarios como, por ejemplo, exagerar su tamaño.
Ejercicios memorísticos
Además del uso de estas reglas que ayudan a recordar mejor, es importante que ejercites tu memoria. Hazte a la idea de que cualquier habilidad necesita un entrenamiento. Igual que si practicas atletismo, debes ejercitar tus músculos y practicar tu carrera, la memoria debe ejercitarse.
Ya te había dicho que la alimentación, la actividad física y el descanso son esenciales para mejorar la atención y la concentración, mens sana in corpore sano, pero no está de más recordarlo aquí. Pero además de esto, debes entrenar la memoria con ejercicios sencillos que no te cansarán demasiado:
- Disminuye el uso de tu agenda. Está bien anotar las cosas, por el riesgo a poder olvidarlas; pero antes de acudir a leerlas, trata de recordarlas mentalmente. Con el paso del tiempo, verás que cada vez recuerdas más.
- Intercambia anécdotas en las reuniones sociales. Esto te ayudará a recordar eventos.
- Oblígate a explorar y prestar atención a los detalles.
- Ponte a prueba para memorizar cosas sencillas, que por comodidad sueles apuntar, como el número de teléfono de tus amistades más frecuentes.
- Intenta reconocer antes de preguntar. Cuando necesitamos algo en casa, antes de buscarlo, habitualmente preguntamos dónde está... a partir de ahora, antes de hacerlo, párate a pensar dónde suele estar ese objeto o dónde lo viste la última vez, y búscalo.
- Lee todos los días algo diferente a lo que tienes que estudiar.
- Escribe a mano. Como ya te dije cuando te hablé de los resúmenes, hacer anotaciones a mano ayuda a aprender más que anotar en el ordenador, la tablet o el smartphone.
- Haz garabatos. En cualquier momento, sobre un papel cualquiera, haz dibujos de patrones (círculos, espirales, triángulos, etc.); esto mejorará tu memoria de procedimientos y... ¡facilitará tu capacidad de relacionar elementos!
- Concéntrate durante 8 segundos cuando necesites asimilar la información que estás leyendo. Ése es el tiempo mínimo que se requiere para que la memoria a corto plazo pase a largo plazo.
- Escucha una canción que te guste justo antes de estudiar. Con esto conseguirás aumentar tu nivel de atención, y relacionarás el estudio con un primer estímulo positivo.