1° día

1ª sesión:

El monitor está sentado en su sitio leyendo un libro o una revista sin hacer caso alguno a los alumnos. Ni siquiera los mira.

Permanece así durante largo tiempo. El silencio se vuelve insoportable y los alumnos, a lo largo de ese tiempo, van desarrollando algunos movimientos vacíos de contenido como rascarse la mejilla, pasarse la mano por el pelo, cruzarse las piernas,etc y etc.

Cuando lo considere el profesor cobra vida y le pide a cada uno que coja un folio. Es muy probable que alguno no lo haya traído pero es algo que el monitor lo tiene previsto y le da uno de los que tiene.

Escriban en el folio cada movimiento que han hecho en este tiempo durante el cual han estado esperando que yo diera las buenas tardes. No hagan trampas, sólo anoten lo que recuerden, no se imaginen ninguno ni pongan los que posiblemente hicieron. Sólo lo que estén seguro que hicieron.

Después de cinco minutos les explica el ejercicio:

Este ejercicio sirve para que cada uno tome conciencia de sí mismo, de su propio cuerpo, de cada movimiento que hace durante el día y de esos movimientos carentes de significado.

Tomar conciencia de cada movimiento es fundamental cuando se está en un escenario, pues hacemos movimientos que para nosotros no son importantes, como rascarse la mejilla, dar un paso, cambiar de posición, etc, movimientos de los que muchas veces no somos conscientes, pero el público presente se percata de ellos.

Ahora uno a uno va leyendo en voz alta, para los demás compañeros lo que ha escrito en su folio.

2ª sesión.

Ahora pasamos a conocer una herramienta importantísima para el actor: la relajación.

Relajación: Aunque por lo general las técnicas de relajación se realizan tendidos en el suelo, nuestra propuesta es que se pueden hacerlas sentados cada uno en su asiento con sólo dejar caer los brazos hacia abajo o sencillamente apoyarlos sin esfuerzo sobre el vientre. Lo importante es una postura cómoda. Sabiendo relajarse se puede hacer en cualquier postura y situación.
El primer paso consiste en inhalar todo el aire que podamos por la nariz y llenar la cavidad toráxica. Luego exhalar forzando hasta quedarnos totalmente vacíos. Ojos entornados de modo que nos sintamos mentalmente ausentes del lugar donde estamos.
Inhalamos, pero esta vez, llenamos también de aire el abdomen. Observamos como éste se infla. Retenemos y luego dejamos que el aire salga solo como si fuéramos un globo que se desinfla. Este paso lo repetiremos tres veces y luego quedamos como inertes dejando que el aire entre y salga cómodamente, sin ningún obstáculo y sin forzarlo. (Veremos que la respiración abdominal es muy útil pues el abdomen tiene mayor cavidad que el tórax. Es la aconsejada a deportistas y músicos.)
Seguidamente tensamos nuestro cuerpo totalmente e inmediatamente lo distendemos como si lo dejáramos caer en el vacío. Después de tres veces nos quedamos en este estado de “somnolencia “ durante cinco minutos. Los pensamientos, que vendrán muchos, entran y salen como el aire. Nos concentramos en aquellos puntos que aún pueden estar tensos y los relajamos. Permanecemos así entre cinco minutos. Luego vamos recuperando nuestra conciencia lentamente. Este último paso es aconsejable antes de cada actuación para dominar el lógico estado de nerviosismo, útil también para dormir sin pastillas y recomendable para un examen de la ESO. Durante el tiempo de la relajación podemos concentrarnos imaginando que vemos un cuadro o un paisaje, una forma de hacer callar el pensamiento, o tararear mentalmente alguna canción.

Y ahora que estamos todos relajaditos nos vamos a casa, pero continuando con la clase. Sí. Se van a llevar el folio que tienen y cada dos horas, o cuando tengan tiempo van a anotar esos movimientos que han hecho con las manos, con los pies cuando están sentados, y sobre todo cuando no están ejerciendo ninguna actividad, cuando están esperando el autobús, cuando van en el metro, cuando están en una cafetería esperando que les sirvan una copa…