La función de las preguntas
La regla general que fundamentalmente podemos entender a través de una pregunta es que cuando la formulamos lo que deseamos obtener es información.
Puede que necesite información para resolver un problema mío o para ofrecer un consejo a un tercero. Ahora bien, si soy coach, las respuestas en sí mismas son secundarias. No voy a usar la información que, además, no tiene por qué ser una información exhaustiva.
Mi objetivo como coach es saber que el cliente tiene la información que necesita. Las respuestas que da, suelen indicar al coach la línea que ha de seguir con las preguntas siguientes, al tiempo que le permiten valorar si el alumno sigue un camino productivo o en la línea con el objetivo de la empresa.
Pero además, las preguntas deben ser abiertas. Las preguntas abiertas requieren respuestas descriptivas para fomentar la conciencia, mientras que las preguntas cerradas son demasiado absolutas para poder ser precisas, y las respuestas de sí o no, cierran la puerta a los detalles. Al mismo tiempo, ni siquiera obligan a pensar.
En consecuencia, las preguntas abiertas son mucho más efectivas a la hora de generar conciencia y responsabilidad personal en el proceso de coaching.
La información que aporte el cliente en su descripción será determinante para poder realizar el proceso de coaching con mayor eficacia, ya que esto le transmitirá al coach un escenario más amplio de posibilidades de guiar a su cliente hacia su objetivo. Las preguntas en coaching son determinantes.