Un ejemplo práctico
Cierta vez me pasaron un guión que decía lo siguiente:
Claudia, propietaria de Daxter, un viejo pastor inglés, habla por teléfono con el veterinario para llevar a su mascota para vacunarla.
Claudia: " ... en media hora estoy allá así me vacuna a Daxter ..."
Daxter que permanecía echado en un rincón de la casa a espaldas de Claudia, alza las orejas, se incorpora y sale resueltamente hacia la cocina, entra, camina hacia la mesa, coloca sus dos grandes patas sobre la misma y toma con la boca las llaves del auto, se retira llevándolas, las deja detrás de un sillón, y vuelve a echarse exactamente en el lugar en que estaba, ni un centímetro más allá ni uno más acá, como si nada hubiera pasado. Claudia cuelga el teléfono, se vuelve, mira a Daxter y sale en busca entonces de las llaves del auto sin imaginar que su perro las escondió.
Mi trabajo, como coordinador de acción animal, era hacer que esta fuera la historia que el espectador debería ver en el producto final. En primer lugar tenemos que resolver el problema de cómo hacer para que Daxter se eche exactamente en el lugar en que estaba, en la misma posición y además con la misma actitud, ya que la secuencia debe empezar con un Daxter calmado y terminar con un Daxter que aparente estar calmado, mientras que en medio debe haber un Daxter corriendo apurado y excitadamente para esconder las llaves antes de que Claudia cuelgue el teléfono. Esto es muy simple, simplemente invertimos el orden las tomas. Con la cámara tomando el rincón donde se echará Daxter y las piernas de Claudia en medio, ordeno al perro avanzar hacia adelante pausadamente y echarse, esta toma se editará después y se colocará en último lugar, ahora Daxter está tranquilamente echado en el mismo plano, Claudia dice su línea y yo ordeno al perro que me preste atención absoluta sin levantarse, yo estoy detrás de la cámara, de manera que al mirarme dará la impresión que mira hacia el lado de Claudia. Entonces ordeno que vaya con mi asistente quién lo incita a hacerlo rápido, Daxter se levanta y sale de cuadro corriendo, hacemos un corte.
Estamos ahora en la cocina, en una línea estoy yo, luego la cámara, luego la mesa y más allá la puerta por donde entrará Daxter, ordeno al perro avanzar hacia mí, es decir hacia la cámara, es decir hacia la mesa, luego le digo que se detenga y seguidamente que apoye las patas sobre la mesa, que tome las llaves, y lo envió a llevárselas a mi asistente, quien está a un lado de la puerta, fuera de la cocina. Esta sucesión de órdenes da todo el aspecto de un Daxter entrando a la cocina a robar las llaves y retirarse con las mismas.
En la tercera y última toma, mi asistente está escondido detrás de un sillón, ordeno a Daxter llevarle las llaves, Daxter entra en el cuadro, se dirige hacia detrás del sillón, mi asistente toma las llaves de su boca, y le indica que vuelva conmigo. Daxter ha entrado a cuadro con las llaves en la boca, se metió detrás del sillón y salió de ahí sin las llaves, para salir de cuadro por donde entró. Mi asistente está invisible a la cámara.
El rodaje está listo, en la edición se inserta como última acción a la primera toma, en que Daxter se echaba lentamente en un rincón a espaldas de Claudia, y obviamente, quedará como que se echó exactamente en la misma posición en que estaba al principio y con la misma actitud calmada.
Está más que claro que el perro jamás imaginó que él estaba escondiendo las llaves para que no le apliquen sus vacunas. Él sólo siguió una serie de órdenes que, una vez armada la historia, creará esa sensación en la mente del espectador.
Cada libro nos impone el desafío de encontrar la forma en que armaremos la historia, con el menor gasto posible, la menor cantidad de empalmes y el mayor realismo. A veces existe más de una manera de combinar ejercicios para una historia particular.
En las fotos de arriba observamos cómo preparamos una de las escenas de Dibu-La Película con Lagash, uno de nuestros mejores perros de cine