Hemorroides tras el parto
Si durante el embarazo la madre ya sufrió de hemorroides, es probable que tras el parto este problema se agrave. En el periodo de gestación, el útero agrandado comprime la última parte del intestino, lo que puede provocar estreñimiento durante la gestación.
Además, el aumento de progesterona dilata todos los vasos sanguíneos del cuerpo, y también las pequeñas venas del ano. Cuando éstas se inflaman dan lugar a las hemorroides, un trastorno que provoca un fuerte picor, un dolor intenso durante la evacuación y, en ocasiones, la expulsión de una pequeña cantidad de sangre. Al tacto son muy tensas y se parecen a una uva brillante y azul. Lo más aconsejable es que la madre permanezca tumbada, porque así no sufre la tensión del útero pesado sobre el ano, todavía débil, y el perineo.
Pero si anda, permanece mucho tiempo de pie o se sienta, las hemorroides internas saldrán al exterior provocando grandes problemas.
Por eso lo más favorable, es permanecer tumbada y relajada los primeros días tras el parto, ya que al cabo de los primeros días, el útero reduce su tamaño a la vez que el perineo y el ano se recuperan de manera que la presión interna se reduce y las hemorroides no salen tanto hacia afuera.