Seminario

El seminario tradicional se ha enfocado a la investigación y a la realización de auténticos trabajos de investigación. No existe propiamente seminario si los participantes no hacen un trabajo real de investigación que ordinariamente será escrito. El trabajo en un seminario implica para el alumno toda una serie de actividades:

A) Preparación. Generalmente, el estudiar un determinado tema y ampliarlo buscando material.

B) Elaboración. Posteriormente, debe pensar, reflexionar, resolver los distintos problemas que plantea el tema y desarrollar una síntesis que debe normalmente presentar por escrito.

C) Exposición. Y por último, debe ser capaz de exponer claramente al resto de los compañeros el resultado de su trabajo, defenderlo y aclarar las dudas y cuestiones que puedan plantear los demás y el profesor.

En la práctica, cuando los alumnos trabajan en grupo, entre ellos se suele dar un amplio debate, sobre todo si es un tema que les resulta atractivo y cercano como el desarrollar un plan de marketing para una empresa que han escogido y para lo que se encuentran motivados. Asimismo, se encuentran motivados para plantear dudas al profesor en una sesión en grupo pequeño. Sin embargo, el plantear dudas o criticar el trabajo de los compañeros es una actividad mas complicada de realizar y de que se produzca.

El objetivo del seminario es que el alumno aprenda a reflexionar, que adopte un comportamiento activo y que aprenda a debatir en grupo y a defender sus posturas. Se trata de un adiestramiento en la solución de problemas, en la búsqueda de soluciones y en la defensa y debate del planteamiento personal.

Uno de los requisitos que cada vez demandan más las empresas, es que sus miembros sean capaces de trabajar eficientemente en grupo y que establezcan una buena comunicación con el resto de la empresa, y en muchas ocasiones, también con los clientes, proveedores y otros grupos de públicos con los que las organizaciones se relacionan. Del mismo modo, también se valora la capacidad de liderazgo y ser capaz de defender las propias ideas, de argumentar y de convencer.

El desarrollo de este tipo de habilidades directivas requiere aprender a trabajar en grupo, la habilidad para participar en una discusión, y saber analizar las diversas posiciones. El ser capaz de comunicar de forma convincente y de defender una posición ante un grupo son habilidades sociales o de comunicación que cada día las empresas valoran más.

Por medio de la dinámica de grupo se puede a veces cambiar las actitudes de manera más fácil que actuando individualmente. En numerosas ocasiones, por consiguiente, el estudiante cree conocer unas determinadas materias o la solución a ciertos problemas, pero no es hasta que manifiesta de forma verbal o por escrito sus consideraciones cuando se le puede mostrar sus lagunas y errores. Incluso él mismo, al intentar explicar una cuestión puede percatarse de qué deficiencias existen en su razonamiento o qué partes realmente no comprende como pensaba.

Es esencial que manifiesten sus opiniones, bien sea por escrito o en discusión verbal, para poder descubrir, a través de las críticas de sus maestros y compañeros, las deficiencias existentes en sus argumentos.

Esto es una experiencia frecuente entre los profesores. El esfuerzo que supone explicar los temas, tratar de transmitirlos lo más claro posible, ayuda a pensar, a analizar las cuestiones que de otro modo no se habrían planteado. La propia labor de debate y exposición fomenta ciertas habilidades de comunicación, trabajo en grupo y facilita el razonamiento.

Uno de los problemas en el trabajo con pequeños grupos para conseguir los mejores resultados, es que todos los estudiantes participen. Se hace preciso estimular la participación, promover la comunicación y conseguir que todos hablen e intervengan en los debates. Para lograr este objetivo, se hace preciso generar confianza, de tal modo, que se establezca un clima de diálogo distendido, así como plantear preguntas o problemas introductorios que llamen la atención y que, comenzando por cuestiones de relativa facilidad, facilite el inicio de la discusión y anime al debate. Del mismo modo, fomentar la curiosidad mediante el planteamiento de problemas o cuestiones que apelen de manera práctica a los principios de la asignatura.

Consejos:

A) No rechazar las primeras intervenciones aunque sean erróneas.

B) No mantener las opiniones de forma rígida.

C) No responder a preguntas que podrían ser contestadas por otros miembros de la clase.

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