Confiar en los adultos de referencia
Llamo adultos de referencia a aquellas personas que constituyen figuras educativas directas de nuestros jóvenes, ya sea porque tienen el rol parental en sus sistemas familiares o porque son profesores o agentes de intervención socioeducativa en otros sistemas a los que pertenezcan (académico, grupal, asociativo...).
La confianza permite que los adolescentes establezcan cauces de comunicación con los adultos de referencia. Existiendo dichos cauces, los jóvenes podrán apoyarse en los adultos para:
- Resolver sus dudas.
- Manifestar sus necesidades.
- Compartir sus logros.
- Solicitar pautas (límites y normas) que les faciliten su camino hacia la maduración. En este caso, lo habitual es que dicha solicitud no sea consciente y explícita, aunque sí exista en la práctica.
Ya que la confianza es algo que no podemos provocar a nuestro antojo, sí podemos desarrollar actitudes y comportamientos con nuestros jóvenes que permitan mostrarles que somos personas con las que pueden contar como acompañantes de su proceso de maduración.
Algunas pautas para facilitar el surgimiento de la confianza en el menor:
- Practicar un estilo educativo asertivo que combine autoridad y protección, cariño con firmeza.
- El respeto al mundo íntimo del adolescente (a la vez que se vigila por su integridad física, psíquica y social).
- La constancia en la labor educativa.
- La creatividad a la hora de establecer normas, de poner premios y castigos, de habilitar espacios de negociación.
- La delimitación clara de roles, dejando bien definido cuáles son de los adultos y cuáles de los adolescentes.