Entrenar las habilidades sociales
Aunque he aludido en el capítulo de los factores de protección a la asertividad, he querido ampliar este concepto al de las habilidades sociales, que incluyen a aquélla.
Como su propio nombre indica, las habilidades sociales son las capacidades que permiten una enriquecedora comunicación e interactuación con los demás mientras se mantiene íntegro el respeto a uno mismo. Y es aquí donde el concepto entronca con el de asertividad.
En mi opinión, las palabras claves de todo comportamiento y actitud asertiva son respeto e igualdad: igualdad respetando la individualidad que nos hace diferentes.
Nadie puede ser asertivo si se sitúa en un plano de inferioridad o de superioridad con respecto al otro (véase el capítulo 9 dedicado a las "posiciones existenciales"). Por eso es importante que nuestros jóvenes sean conscientes de que están en un nivel de "igualdad con respecto a sus iguales". Esto, que parece una obviedad, es en la práctica difícil de ejercer ya que, a menudo, se posicionan (por prejuicios, complejos o "herencias"), en planos diferentes.
Con respecto a los adultos, es importante hacer ver a nuestros jóvenes que son sus "iguales" en lo referido al respeto: unos y otros se deben respeto mutuo. Lo que les hace diferentes (que no "superiores") es el "rol": mientras los adultos tienen la responsabilidad de educarlos, cuidarlos y protegerlos, los adolescentes tienen el derecho a ser educados, cuidados y protegidos por aquéllos.