Racionalizar sentimientos
Ya el hecho de poner nombre al sentimiento es un comienzo de racionalización. Cuando hablo de racionalizar como segunda fase del proceso de gestión, me estoy refiriendo a acompañar al sentimiento de planteamientos cognitivos adecuados que ayuden a canalizar la energía que provocan y a manifestarla de forma controlada.
Teniendo como referencia las cuatro emociones básicas citadas en el capítulo 13, estos serían algunos posibles planteamientos que ayudarían al control de estas emociones:
IRA:
- Sustituir posibles mensajes irracionales por otros racionales; por ejemplo: "soy más fuerte si me dejo llevar por mi rabia" por "soy más fuerte si la sé controlar".
- Sopesar las consecuencias que puede tener el descontrol de la misma.
- Buscar posibles soluciones a la situación que ha provocado la misma.
- Ponerme en el lugar de la persona o personas con las que he tenido el conflicto.
TRISTEZA:
- Sustituir mensajes irracionales por otros racionales; por ejemplo: "me hago vulnerable si manifiesto el dolor ante los demás" por "no soy vulnerable por llorar" o "necesito llorar en el lugar que yo escoja".
- Recordar el motivo del dolor y recuperar de lo perdido lo que ha tenido de enriquecedor para uno mismo.
- Tomar conciencia de que el dolor se atenúa aunque no desaparezca. Es posible seguir viviendo con él y puedo decidir cómo quiero vivir con él.
MIEDO:
- Sustituir mensajes irracionales por otros racionales; por ejemplo: "sentir miedo es de cobardes" por "sentir miedo es natural y me protege".
- Buscar alternativas realistas que controlen o aminoren ese miedo.
- Discernir en lo que hay de realismo y de fantasía respecto a lo que provoca ese miedo.
ALEGRÍA:
- Sustituir mensajes irracionales por otros racionales sobre todo para darse el permiso explícito de sentir alegría sin culpabilidad. Por ejemplo: "no puedo sentirme feliz en un mundo que sufre" por "tengo derecho a sentir felicidad por este motivo concreto en esta situación concreta".
- Manifestarla de forma responsable con uno mismo y con los demás.
Como se ve, en todos ellos aparece un cambio de pensamiento. Éste constituye un paso necesario para la adecuada actuación posterior.