El ciervo
El Ciervo
En la imitación del ciervo, lo más importante es la flexibilidad y la espontaneidad, evitando al máximo las posturas cohibidas y la tirantez.
Se debe mostrar agilidad y vivacidad tanto al enderezar el cuello como al desplazarse hacia adelante.
Hacer flexibles el cuerpo y el espíritu.
Ninguna obligación ni sentimiento de agobio.
Saltar, asomarse y erguir el cuello.
Hacer que el aire en la respiración llegue hasta la cola del ciervo
y flexibilizar los tendones.
Preparación.
Ponte firme, pero no intentes sacar pecho. Relaja todo el cuerpo en esta posición durante unos momentos.
1. Dobla la pierna derecha y estira la pierna izquierda hacia adelante con la rodilla ligeramente doblada. Pon el peso en la pierna derecha.
2. Estira hacia delante el brazo.
3. Haz rotar los brazos en dirección opuesta a las agujas del reloj, asegurándote de que el círculo dibujado por la mano izquierda es más grande y que la rotación de los brazos es producida por un movimiento circular de las caderas y la cintura y no por el movimiento de las articulaciones de los hombros. Repite algunas veces el movimiento.
4-6. Repite los pasos 1-3 pero adelanta la pierna y el brazo derechos, coloca la mano izquierda en la posición en que su palma enfrente el codo derecho y haz rotar los brazos en el sentido de las agujas del reloj.
Repite muchas veces el ejercicio hacia la izquierda y hacia la derecha.
El ejercicio realizado de la forma descrita se puede asociar al elemento Fuego y actúa sobre los meridianos de Corazón e Intestino delgado.