Jianshen Zhuang Wu chi
Jianshen Zhuang
Wu Chi
De pie, con los pies separados el ancho de los hombros, paralelos (en el wushu los pies paralelos se refiere a que los pulgares deben estar orientados al frente y estar paralelos, con lo cual observamos como los talones se abren ligeramente al exterior).
Hemos de notar que el peso del cuerpo se distribuye de forma uniforme por ambos pies y ahuecarlos ligeramente como si fueran ventosas.
A partir de los pies desarrollaremos nuestras raíces (de chi), base del equilibrio y fuente de energía.
Las piernas ligeramente flexionadas (en esta posición las piernas se flexionan muy poco, simplemente para que no estén rígidas.
Como si estuviésemos en pie apoyados en un taburete alto), manteniendo separadas las rodillas con la simple intención de que no caigan hacia dentro, de forma que se mantengan orientadas en la dirección de los pies y las pantorrillas se hallen verticales.
La cadera está basculada con la ayuda de la flexión de las rodillas (como si quisiéramos bailar la danza oriental del vientre).
Todo el cuerpo está suspendido por la parte superior de la cabeza. El punto por el que está suspendido está en línea con la punta de las orejas (no se trata de la coronilla).
Con ello se persigue alinear la columna vertebral de forma que parezca una espiga vertical desde el sacro (su parte inferior, la que está en contacto con el suelo cuando nos sentamos con las piernas cruzadas) hasta la parte superior de la cabeza que se mantiene erguida, relajada, de forma que la energía pueda circular libremente.
Los hombros y el cuello relajados mediante el trabajo de los trapecios. Los brazos relajados separados ligeramente del cuerpo (como si sostuviésemos huevos en las axilas). Los dedos estirados pero no tensos.
Ligeramente separados, justo la separación que se produce al liberarlos de tensión. Los pulgares próximos al resto de los dedos.
La mirada tranquila orientada al horizonte (al principio podemos practicar con los ojos cerrados pues nos será más fácil tomar consciencia del cuerpo y tranquilizar la mente).
Nuestros pies se hunden en la tierra desarrollando raíces imaginarias que nos permiten absorber la energía.
La energía de la tierra asciende en espiral por nuestras piernas y la acumulamos en el Tan Tien inferior (cuatro dedos por debajo del ombligo y cuatro dedos dentro del abdomen, usualmente nuestro centro de gravedad).
El abdomen ha de permanecer relajado.
Avanzaremos a medida que aprendamos a superar la sensación de fatiga, agarrotamiento y dolor mediante la relajación forzada por nuestra voluntad (ayuda a ello visualizaciones como la de sonreír a las partes doloridas, mandarles mensajes de tranquilidad o superarlo con estoicismo).
Cuando traspasemos esta barrera experimentaremos una sensación de energía y calor que recorre todo nuestro cuerpo (muy pronto, no es necesario esperar meses para ello).
Muchas personas comentan que estas posiciones no son naturales.
Pueden no parecerlo porque suponen corregir una serie de defectos crónicos que hemos acumulado a lo largo de los años y por lo tanto forzar de nuevo al cuerpo aunque sea para devolverlo a un estado natural en el que la energía pueda circular libremente.
El trabajo ha de ser gradual y nunca con violencia. Al principio lo más importante es encontrar nuestro centro, para ello es necesario que nos sintamos cómodos.
Un camino de mil kilómetros empieza por un paso. El objetivo es llegar, no hay prisas ni pausas.