Tu primera herramienta
Así como para confeccionar un vestido necesitarás hilo, aguja y la tela, para empezar a escribir, también necesitas herramientas.
Déjame mostrártelas por favor.
La primera de ellas es tu imaginación.
“Pero si no soy muy imaginativo, ni creativo”, dirás.
La imaginación es tu poderosa arma, la mejor, con la que fuiste equipado.
¿Planeas tu día? ¡Estás creando…!
La creación literaria comienza en la mente de toda persona.
A veces, como producto del subconsciente. La genial Mary Shelley, autora de “Frankenstein”, soñó con su monstruo antes de darle forma en su famosa novela.
Al difunto Asimov, cualquier escena de la vida cotidiana, le daba material para una nueva historia. Y escribió cientos de cuentos y muchas novelas.
Así que a usar tu primera herramienta: La imaginación.
Te dejaré un ejercicio: toma una hoja de papel (o cuartilla, como también la llaman), y escribe lo primero que se te venga a la mente.
Con base en la cita que te voy a dar, imagínate lo demás y escríbelo.
Puede ser un cuento, unas frases, o lo que puedas hacer.
“Era muy de mañana y miré por la ventana…”
¡Anda!... Escribe.
Te voy a dar otra frase más, antes de pasar a la otra lección.
“En la noche estrellada, un árbol de espejos sonreía”.
Nos vemos en la siguiente lección.