Introducción
Cuando tenemos que enfrentarnos a trabajos intelectuales de una extensión media o alta, nuestras carencias gramaticales si es ese el caso pueden salir fácilmente a la luz.
Comprobaremos aquí que completar una página se convierte en todo un reto para quien escribe y que nuestra caja de herramientas para esta habilidad se encuentra vacía de recursos.
Otras personas, por el contrario, tienen sus pensamientos estructurados de la misma forma en que solemos escribir, por lo que les resulta más fácil exponerlos de forma escrita. ¿Por qué ocurre esto? Depende de las habilidades de cada cual. Sin embargo, existen varias vías que nos llevarán, de seguro, a este propósito de escribir de forma correcta: la primera de ellas es la lectura; la segunda, la propia escritura.
Aunque explicaremos este punto en las lecciones que suceden, y puesto que vamos a centrarnos en la consecución de recursos que harán que nuestro proyecto (investigación, trabajo teórico, análisis textual, etc.) obtengan una mayor calidad; debemos hacernos un “chequeo” bajo el fin de averiguar qué puntos fuertes y qué limitaciones tenemos en la ejecución del trabajo.
Las claves que daremos aquí son las que consideramos básicas para la exposición de cualquier planteamiento que requiere de cierta complejidad.
Expondremos los recursos más utilizados y las herramientas más útiles para la exposición de pensamientos complejos; entendiendo por “pensamientos complejos” a aquellos planteamientos en los que se ponen en relación más de una línea de pensamiento.
Consideramos que los trabajos escritos donde este punto está presente suelen ser los proyectos de análisis de textos, ensayos, memorias, tesinas, tesis, investigaciones, reseñas, etc. En definitiva, proyectos teóricos o con alguna parte teórica.
A continuación expondremos qué entendemos por un texto correcto en estilo para posteriormente seguir dando herramientas para conseguirlo.