La coherencia
Antes de continuar avanzando en contenidos, hagamos un resumen de lo que hemos visto hasta ahora. Hemos señalado lo que tenemos que tener en mente en todo momento cuando elaboramos el texto.
A saber, que estoy escribiendo un texto que se verá completado con éxito si el mensaje llega tal y como lo hemos previsto y que, para que esto sea así, debemos no dejar nada por supuesto, delimitar los conceptos que voy a usar y escribir un texto que sea claro, conciso y coherente.
Hemos apuntado que para lograr esto, nuestro texto debe estar esbozado perfectamente en nuestra mente desde principio a fin: de dónde partimos y hacia dónde queremos llegar.
Asimismo, hemos dado algunas técnicas para plantear mis argumentos que me servirán para la posterior redacción (realizar un esquema, ir de lo universal a lo concreto).
Antes de entrar más en materia y seguir dando herramientas, vamos a centrarnos en lo importante del término “coherencia” en este contexto. La palabra hace alusión a la relación establecida entre más de una cosa.
Más concretamente, se refiere a que esas cosas (que en nuestro caso pueden ser ideas, formas de citar, formas gramaticales…) deben estar “en armonía”.
Es decir, si estamos haciendo referencia al contenido de nuestro texto, lo coherente es que si usamos el concepto de “ideal romántico” que describimos arriba, luego no podemos hacer alusión a ese ideal bajo significados diferentes a los expuestos.
Pongamos un ejemplo de un texto que no es coherente en el contenido siguiendo con el ejemplo anterior:
Esto, expuesto así, resulta incoherente y arrebataría además todo el trabajo realizado hasta ahora; ya que si hemos dicho que el ideal romántico respondería a la definición dada al comienzo, no puedo usar otra definición diferente (la de la autora que queremos nombrar) en otra parte del texto ya que este hecho rompe todo el sentido de mis propios argumentos y estaríamos hablando de dos análisis diferentes dentro del mismo trabajo.
Pero la coherencia, o la falta de ella, no es algo que haga referencia únicamente al contenido de nuestro texto: también hace referencia a la forma del mismo. En este caso, además de hablar de coherencia, podemos aludir al término “unificación”. Todas las partes de nuestro texto deben estar unificadas en la forma en que escribo los títulos, en el uso que doy a los signos de puntuación, en la forma de citar, en los espacios dados entre párrafo y párrafo, etc.
El sentido de todos estos elementos deberán ir a lo largo de texto, siempre, en la misma dirección. Pongamos un ejemplo de unificación en la próxima lección.
CLAVES DE LA LECCIÓN: La coherencia da sentido y unidad a todo el texto y es lo que llena de sentido nuestros planteamientos.