El bien y la virtud
Pasamos seguidamente a hablar de las ideas de Platón sobre Ética, y, teniendo en cuenta lo dicho en el apartado anterior, queda clara la siguiente definición:
BIEN = PLACER PURO y RACIONAL + INTELIGENCIA y CIENCIA
Igual que ocurriría con Sócrates, podemos aquí equiparar el ‘bien’ con la ‘belleza’ y la ‘verdad’, resumiendo de esta forma el pensamiento ético de Platón:
- Necesidad de subordinar la voluntad a la razón
- Libertad de la voluntad y responsabilidad.
Esta definición abstracta de la ‘virtud’ se puede aplicar en la práctica al comportamiento del ser humano, ya se considere a éste individualmente, ya en colectividad, y como el número pitagórico del cuerpo es el 4, habrá entonces cuatro virtudes del individuo y del Estado, clasificadas según se alejan más o menos de lo espiritual y se acercan, por ende, más o menos a lo material:
- SABIDURÍA
- VALOR
- TEMPLANZA (prudencia)
- JUSTICIA
Para Platón, la ley es igual a la verdad. Mejor dicho, nuestras leyes humanas deberían ser un reflejo de aquella ‘verdad’ (bien, belleza)que gobierna el mundo de las ideas. En ese sentido sus características deberían atenerse a lo que sigue:
- Paz y benevolencia
- Bien común (no material, sino espiritual ; aunque lo parezca, Platón no pretendía defender en absoluto ningún modelo de sociedad económicamente igualitaria)
- No el interés de los gobernantes, sino el bien de los gobernados.
Teniendo en cuenta esto, Platón hace un proyecto político. En su ‘República’ los ciudadanos, según las ‘virtudes’ que practiquen mayoritariamente, estarán divididos en cuatro jerarquías sociales y políticas:
1. Ciudadanos de ORO. Gobernantes (‘filósofos’): Practican mayormente la ‘sabiduría’.
2. Ciudadanos de PLATA. Defensores (militares): Su virtud es el ‘valor’.
3. Ciudadanos de HIERRO y BRONCE. Artesanos ycampesinos: Hacen gala de ‘templanza’ y ‘justicia’ indistintamente.
4. Servidores (sin virtud: esclavos, trabajadores manuales y comerciantes.
Esclavos, trabajadores manuales y, sobre todo, comerciantes están para Platón tan apegados al cuerpo y a las cosas de este mundo que son incapaces de practicar ninguna virtud.
No tienen, por tanto, derecho alguno y están destinados a servir al resto de los ciudadanos. Platón intentó varias veces llevar a la práctica su proyecto político, pero fracasó.
La suya era evidentemente una República ideal, sólo posible en el mundo de las ideas, y el mismo filósofo acabó por reconocerlo. Le sirvió, eso sí, para analizar por analogía las diferentes formas de Gobierno existentes a la sazón en las ciudades griegas, clasificándolas posteriormente en el siguiente orden:
1. REINO: ‘monarquía’, gobierno de uno (El gobierno más perfecto es, según Platón, aquel en el cual gobierna el mejor y el más sabio de todos los ciudadanos. Esto concuerda con la ‘teoría de las ideas’, dada la función unificadora que ésta otorga al número 1)
2. ARISTOCRACIA: gobierno de los mejores (A veces resulta imposible encontrar un único ciudadano que reúna todas las cualidades y toda la sabiduría necesarias para gobernar el país. Entonces es normal que ‘los mejores’ se reúnan para formas gobierno)
3. OLIGARQUÍA: gobierno de los ricos (El poder corrompe, y poco a poco ‘los ricos’ acaban tomando las riendas del país, para así aprovecharse mejor de sus conciudadanos)
4. DEMOCRACIA: gobierno de todos, o del pueblo (El pueblo oprimido por la oligarquía acaba más pronto o más tarde por rebelarse, y para evitar nuevas opresiones se elige una asamblea de representantes que gobierne en nombre de todos)
5. TIRANÍA: Hemos llegado al reverso de la moneda. Al final siempre hay un ciudadano más listo que los demás que consigue hacerse dueño de la asamblea, aprovechándose de ella con fines inconfesables.
Volvemos al gobierno de una sola persona, pero no precisamente la mejor ni la más sabia, como ocurría en el ‘reino’, sin más bien todo lo contrario.