Las doctrinas político – ideológicas
Es particularmente difícil romper con la tradición de clasificar a los políticos, sus acciones y las estructuras que los acompañan como de “izquierda” o “derecha”, aunque pocas veces se comporten como uno u otro.
La clasificación aludida nació en 1788 – 1789 cuando se reunieron los Estados Generales franceses, y a la izquierda del Rey se sentaban los representantes del Tercer Estado (comúnmente “el pueblo”, en ese tiempo la “plebe”) y, en el lado derecho, se encontraban los privilegiados: la nobleza y el clero.
Incluso la floreciente burguesía se ubicaba en el estrato social perteneciente a los plebeyos.
Esta clasificación perduro en el tiempo y quedó establecido que la izquierda tenía una inclinación económicamente redistribucionista e igualitaria; mientras que la derecha, de forma peyorativa, se asoció a la liberación del mercado y la protección de la propiedad privada respecto de la intromisión del Estado.
De forma sucintamente incompleta podemos decir que:
Y, ¿el anarquismo? o ¿anarcocapitalismo?, y qué sucede con: ¿los fundamentalismos (religiosos), movimientos ecológicos, antiglobalización, o los actualísimos “indignados”? ¿Y nuestro preciado y eterno populismo latinoamericano? ¿este último es de derecha o izquierda?
Cómo se puede apreciar la clasificación es completamente arbitraria y sesgada, ya que bien podría un liberal estar completamente en desacuerdo con identificarlo con un conservador o un nazi – fascista.
También un marxista leninista estar en total oposición con un maoísta, un trotskista, incluso con un estalinista, etc. Por otro lado, algunos dirán “el Perón de 1946 es diferente al de los ‘70s (¿?)”. En fin, son innumerables las confusiones.
Es por ello, que urge a la ciencia política modificar tal clasificación y promover una que sea menos prejuiciosa, más expeditiva y flexible.
En este escrito no aspiramos a solucionarlo, sino a dar cuenta de las variantes que existen.