Partidos Políticos y sistemas electorales
Los partidos políticos son “vehículos” imprescindibles para acceder al poder.
Su surgimiento data de los albores del siglo XIX cuando las facciones políticas que pululaban en las nuevas metrópolis de EE.UU y Europa dejaron la violencia de lado para competir pacíficamente.
Su expansión no fue tan directa, ni pacífica, pero si puede decirse que en la evolución histórica las autoridades de turno tuvieron que: primero, tolerar otras expresiones ideológico – políticas; y segundo, quienes sostenían posturas contrarias a las del poder de turno, debieron aceptar las reglas de juego.
Podría tomarse como origen de los partidos políticos a la Reform Act de 1832 en Inglaterra, o bien a la distinción entre federalistas (de Hamilton) y republicanos (de Jefferson) en EE.UU, sin embargo desde siempre hubo distintos bandos en pugna (unitarios y federales en Argentina, blancos y colorados en Uruguay).
Entre el siglo XIX y mediados del XX, los partidos políticos se organizaron en torno a sus bases sociales: los sectores medios – bajos, se congregaban en partidos de filiación socialista, mientras que los sectores burgueses en ascenso (comerciantes, industriales) participaban en las filas de los primeros partidos liberales, entretanto los sectores altos se mantuvieron fieles al conservadurismo (a las tradiciones).
A medida que la industrialización y las grandes ciudades crecían, el naciente proletariado se hizo más fuerte en los partidos socialistas; estos a su vez recibieron su razón de ser con la extensión del marxismo, aunque también produjo importantes cismas en los partidos de dicha orientación.
Algunos de ellos asumieron posiciones intermedias entre el socialismo y el liberalismo con fuerte aceptación social, ya que perseguían el poder a través de los mecanismos instituidos, renunciando a la violencia.
Estos últimos partidos se conocieron como la "socialdemocracia”.
Entretanto los partidos conservadores, cada vez más aislados por representar el pasado, se fueron fundiendo en partidos liberales o católicos, aunque abrazaron el nacionalismo cuando los movimientos obreros se fortalecieron frente a la irrupción de la “patria bolchevique” en 1917.
Luego de las dos guerras mundiales, y ante la nefasta experiencia del nacionalismo japonés, fascista y nazi, la socialdemocracia tomó mayor relevancia hasta entrados los años ‘70s del siglo XX.
Luego de mediados de los ‘70s, y frente a las inconsistencias económicas de la socialdemocracia y del denominado Estado Benefactor (el Estado que proveía de seguridad social ampliada) resurgió el liberalismo con algunas figuras conservadoras hasta bien entrada la segunda década del siglo XXI.
En el correr del ocaso de la socialdemocracia, los partidos se fueron “vaciando” de contenido ideológico y de sustento social.
Los partidos tomaron la lógica de ser “atrapatodo” o “escoba”, es decir a buscar seducir, con propuestas distantes de los extremos, a todos los actores del arco ideológico sin distinción de credo con propuestas abarcadoras y bienintencionadas.
Hoy los partidos continúan con la misma lógica “atrapatodo” pero con la particularidad de adoptar las herramientas que proveen las nuevas tecnologías (twitter, facebook, entre otros), el respeto por el medioambiente y sintetizando los principios de la socialdemocracia (derechos ampliados) con la eficiencia en el manejo de las cuentas públicas del liberalismo.