El entrenamiento funcional y su aplicación a la readaptación de lesiones
El entrenamiento funcional se diferencia del convencional en el grado de transferencia de los ejercicios, el cual es mayor en el funcional, relacionándose directamente al deporte practicado y sus requerimientos, aunque tiene mayor relación con los requerimientos diarios de nuestro cuerpo, buscando control y estabilidad.
Podemos clasificar este entrenamiento en tres tipos de objetivos según los movimientos o dificultad.
- Ejercicios en relación a la vida diaria.
- Ejercicios de movilidad.
- Ejercicios en relación a la práctica deportiva.
El entrenamiento funcional involucra el cuerpo entero en los ejercicios realizados, fusionando las cualidades más trabajadas como fuerza, resistencia y velocidad; con otras como agilidad, coordinación o equilibrio.
Por todo ello, el entrenamiento funcional es una herramienta de gran ayuda para la recuperación de lesiones. Esto se debe a que proyecta lo entrenado hacia la práctica deportiva.
Algunos aspectos que mejora o que se trabajan dentro de este método son:
- Core stability y centro de gravedad estable.
- Movimiento cualitativo y cuantitativo.
- Agilidad y reflejos.
- Desarrollo neuromuscular.
- Ejercicios y cargas de cadenas cinéticas cerradas o abiertas.
- Movimiento conciencia y control muscular.
Un ejemplo de ello pueden ser todos los ejercicios por los que entrenamos, fortalecemos y reeducamos las articulaciones con tareas complejas de saltos, recepciones, inestabilidades, cargas, etc.