¿Podemos desempeñar roles diferentes a los que se nos asignan socialmente?
Rotundamente sí. En primer lugar que no todas las personas asumen los roles que la sociedad les ha asignado; Lo que debemos tener en cuenta es que no seguirlos trae consigo una serie de sanciones sociales que son necesarias denunciar. También seguir estos roles impuestos cuando no es lo que se desea, lleva a malestares vitales.
En este sentido, es erróneo pensar que existe libertad sin límites para asumir o no un determinado rol y que, por tanto, no se debe denunciar al sistema que los impone porque siempre habrá capacidad de elección. Lo cierto es que las personas que deciden elegir roles diferentes a los socialmente impuestos, se ven abocadas a una serie de impedimentos y estigmas sociales que no garantizan su derecho a una vida digna y saludable.
Es por ello que los estereotipos y roles impuestos se denuncian desde diferentes campos: porque no contemplan una equidad de base que beneficie por igual a todas las personas –independientemente del rol que asuman-. Así, la sociedad premia a quienes se ajustan a su rol esperado y castiga a quienes no lo hacen, por mucha capacidad de elección que tengamos. En otras palabras, la sociedad parte de valores basados en la imposición, la diferencia y la inequidad entre las personas.