Toma de conciencia y formación de la persona docente
El profesorado tiene que comenzar formándose y siendo crítico con sus propias prácticas y discursos. Cursos como este u otros como los que encontramos en AulaFácil, relacionados con la investigación, los estereotipos o el lenguaje incluyente son herramientas necesarias de las que tenemos que disponer.
Los estereotipos, son las imágenes que socialmente se aceptan y que son acogidas como inmutables, pero que sabemos se pueden modificar y es necesario modificarlos. Nuevas prácticas y formas de pensamiento crearán otras formas de ser mujeres y hombres, lo que producirá cambios. Pero primero, hemos de conocer esos estereotipos, ver cómo se construyen y así generar formas creativas para cambiarlos (ver curso de estereotipos).
El lenguaje, es parte fundamental en la creación de la realidad. Lo que nombramos lo creamos y lo que no se nombra está ausente y no se conoce su existencia. Así, las mujeres han quedado fuera del lenguaje y no se las ha nombrado. El masculino genérico es una manifestación de que lo masculino es el referente y el sinónimo de “ser humano”, y esto tiene muchas consecuencias (ver curso de lenguaje incluyente).
Para ver el impacto de esto os propongo un ejercicio que podéis hacer con el alumnado.
Ejercicio: Todas las personas cierran los ojos, focalizan en su respiración, crean un ambiente de tranquilidad y meditación, y la persona docente guía la siguiente visualización:
Vamos por la calle y vemos a una persona de espaldas. Viste un traje de chaqueta y pantalón negro. De repente se encuentra con otra persona en la calle igualmente vestida y se saludan con mucho entusiasmo dándose un apretón de manos. Siguen caminando y encuentran a una tercera persona que también va vestida con un traje de chaqueta y con un gran maletín en la mano, saluda al resto y todos caminan hasta llegar al juzgado. Entran en el edificio para comenzar su jornada laboral.
Hacemos una respiración profunda y abrimos los ojos poco a poco. Cuando todas las personas vuelvan a estar con los ojos abiertos se lanza sólo una pregunta: ¿en nuestra visualización, hemos visto hombres o mujeres?
El uso de la palabra "persona" está poco extendido. Si pensáramos en "personas", todos los pronombres que nos saldrían en castellano serían en femenino: la, todas, unas.
Por el contrario, si cuando encontramos a un grupo decimos todos (masculino-genérico), aunque gramaticalmente sea correcto, traerá (de forma mayoritaria) a nuestra mente imágenes masculinas.
Esto es un reflejo de que no es neutral el uso del masculino genérico. No hay una mayoría de personas que piense en mujeres o, en mujeres y hombres (esto ocurre en muy pocos casos). Además, en este caso, el hecho de ir vestidas/os con chaqueta, un maletín y relacionado con un ambiente como el del juzgado, está totalmente conectado con lo masculino, aquí se ponen a funcionar los estereotipos.
Así, como profesoras/es, hemos de ser conscientes de que cuando explicamos algo en clase usamos un vocabulario que está construido desde un imaginario patriarcal. Que, con nuestras actitudes hacia el alumnado, el abordaje de las cuestiones que nos presentan, el uso de ejemplos en clase, etc., estamos contribuyendo, o bien a reforzar estereotipos limitantes o, por el contrario, a crear nuevos imaginarios.
De manera que, el primer paso es hacer una toma de conciencia propia y ver cuáles son nuestros conocimientos sobre el tema, revisar nuestro uso del lenguaje, reconocer los estereotipos que operan en nuestro entorno, ver si como mujer o como hombre nos sentimos desplazadas en ciertas tomas de decisiones en el centro (o grupo), revisar en qué se sostiene nuestra autoestima, etc.
Este paso previo permite poder trabajar luego con las otras personas.
No puedo transmitir cómo operan las construcciones de género sino sé cómo éstas se manifiestan en mí y cómo las reproduzco y las transformo.