Introducción 1
Las palabras son determinantes para expresar no ya lo que somos, a lo que aspiramos, nuestras necesidades y requerimientos. Lo son para dejar constancia del mundo y de la vida y también para inventarlos, para construir los universos líricos e imaginarios en que el ser humano encuentra el espejo metafórico de su conciencia (Luis Mateo Díez, escritor y miembro de la Real Academia Española).
Históricamente, la aparición del lenguaje es el hito que marca un antes y un después en nuestra evolución particular. Así, el lenguaje es lo que marca la diferencia de la humanidad con otras especies: lo que nos hace humanas y humanos.
No puede concebirse las construcciones sociales que la humanidad ha realizado sin esta herramienta. Tampoco puede concebirse nuestra forma de pensar sin el lenguaje; ni nuestra forma de crear, crecer y entender el mundo.
El lenguaje es el modo en que accedemos al conocimiento, la forma en que nos conocemos y la forma en que conocemos todo lo que habita a nuestro alrededor. Es, asimismo, la forma en que nos comunicamos y comunicamos en general. Por tanto, estudiarlo es ver y entender cómo nos construimos y a través de qué imaginarios lo hacemos.
Para resumir esta idea en pocas palabras, tan solo diremos que, para construir un mundo concreto, lo primero que debemos definir es qué lenguaje habrá en ese mundo concreto.
Esto, es sinónimo, a saber cómo clasificaremos todo aquello que tenga cabida en ese mundo, cómo distribuiremos y separaremos ese mundo y cuáles serán, por tanto, las diferentes realidades que distinguiremos en él.
No existe, por todos estos motivos, materia ni campo alguno (científico o no) que no tenga en cuenta y presente el lenguaje.
Así, según algunas técnicas psicológicas, para cambiar la concepción negativa que tenemos sobre nuestra persona o sobre nuestro mundo, lo primero que tendremos que hacer es cambiar las construcciones lingüísticas que usamos cada día. Por ejemplo: de “no soy capaz de nada” a “no hay nada que no pueda hacer”.
En el campo de la antropología, la sociología (y otras materias científicas), conocer qué lenguaje es usado dentro de una determinada comunidad es el primer paso para entenderla y llegar a comprenderla.
También para conocer cuáles son sus normas y qué realidades son consideradas tabú por no estar presente en la verbalización pública.
Así, el lenguaje representa toda una simbología y una filosofía de vida que se esconde tanto en su significante como en su significado y que forma un todo en forma de sistema lingüístico.
Una vez que hemos llegado a este punto, podremos comprender al menos inicialmente, que el lenguaje no es sólo una parte esencial de nuestra vida sino que —incluso— es la vida misma. No existe mundo conocido que podamos comprender sin lenguaje, ni universos a los que podamos acceder sin éste.