Lenguaje y migraciones
Dejamos ahora la cuestión del género para centrarnos en la última temática que abordaremos en este curso de lenguaje incluyente: cómo abordar a través del lenguaje la cuestión de las migraciones y de las condiciones de las personas migrantes.
El primer apunte que haremos al respecto es el hecho de hablar en plural de estas cuestiones cuando lo hacemos de forma general y rescatar el término “migraciones” ya que las circunstancias que rodean a los fenómenos migratorios son muy diferentes entre sí.
Asimismo, aquí (como en los anteriores) debemos hablar de personas migrantes o en situación de migración pero siempre destacando este término. Evitar hablar, por tanto, de inmigrantes o emigrantes y mucho menos de ilegales, irregulares, sin papeles, indocumentados, indocumentadas.
Cuando queramos poner de manifiesto la situación de una persona en concreto en torno a su situación, podemos hablar de personas migrantes en situación de irregularidad (sustituyendo migrantes por inmigrantes o emigrantes según se trate).
Asimismo, debemos de dejar de hacer alusión a la condición de migrante bajo una sospecha y negatividad permanente siempre asociado a hechos ilegales relacionados con la delincuencia, el trabajo, etc.
No podemos olvidar que la migración es un hecho que toda persona puede elegir en un momento determinado y que hay que acercarse a ella desde el auto-conocimiento como personas migrantes en potencia.
Este auto-conocimiento nos descubrirá cuáles son nuestras limitaciones fronterizas y legales y en qué políticas migratorios nos encontraríamos en el caso en que decidiéramos dar este paso.
Hay que dejar ver a las personas que migran para ver la migración como una condición que cualquier persona puede elegir o requerir en un momento determinado de sus vidas.