Ninguna persona es "menos-válida"
Como acabamos de señalar, en este curso usaremos la palabra “discapacidad” en los momentos en que tengamos que abordar informaciones al respecto.
Este término fue escogido por la Asamblea General de la ONU en el Primer Tratado Internacional de Derechos de las personas con discapacidad (agosto de 2006). Sin embargo, no queremos dejar de apuntar que últimamente existe una tendencia a hablar de “personas con diversidad funcional” cuando se habla de esta cuestión.
La filosofía que existe detrás de este concepto defiende que la palabra “discapacidad” tiene una connotación negativa. Lo que se persigue es hablar de estas cuestiones sin necesidad de tener que hacerlo desde términos que implican negatividad, “enfermedad” o deficiencia.
Asimismo, se busca eliminar el concepto de “normalidad” en las personas asegurando que —ante una idea de “perfección” inalcanzable— lo que en realidad existen son personas con diversas capacidades. Aquí no usaremos este término pero aconsejamos usarlo cuando la persona en concreto se refiera a sí misma bajo el mismo.
Por otra parte, es muy necesario que desechemos de tajo de nuestro vocabulario expresiones que giren en torno a términos como “invalidez”, “minusvalía”, “incapacidad”, “especial”, “subnormal”, “tullida”, “mutilado”, etc.
Estos términos se usaban en la década de lo 80 y fueron desestimados tras el Año Internacional de las Personas Discapacitadas.
Aquí, por primera vez, se habla de “personas” pasando la discapacidad a ser un adjetivo; algo que fue una enorme ganancia. Sin embargo, es mucho mejor hablar de “personas con discapacidad” y evitar también el término “discapacitada” (como hemos apuntado en el tema “la parte por el todo”).
Asimismo, conceptos como “minusválido” o “inválida” tienen un significado muy discriminatorio ya que vienen a significar “menos-válido” o “no-válida”; desechando totalmente las diferentes valías de las personas con discapacidad.
En términos generales, podemos llegar a aplicar mucha concreción en el tipo de discapacidad a la que nos estamos refiriendo. Pero siempre podemos hablar en términos muy generales diciendo “personas con discapacidad física”, personas con discapacidad intelectual o mental (sin especificar el grado o nivel)”, “persona con discapacidad auditiva”, “personas con discapacidad visual”, etc.
Así, también debemos evitar todo tipo de estereotipos en torno a la discapacidad como la asociación negativa de este hecho que termina afectando a la persona. Por ejemplo, no hacer uso de verbos como “sufrir”, “aquejar”, “padecer” en estos asuntos. Es mejor elegir verbos neutros como “tener” (algún tipo de discapacidad), “manifestar”, “presentar”, etc.