Personas Trans
La cuestión de las identidades de género y cómo nombrarlas varía mucho según estemos en un territorio u otro. Así, se habla de transgeneristas, travestis, transexuales, mujeres y hombres trans, entre otras categorías. Y, aunque cada cual se refiere a realidades totalmente diferentes entre sí, no existe un acuerdo general sobre estos términos.
Aquí hablaremos de personas trans (generalizando mucho) cuando estemos haciendo referencia a aquellas personas que transitan entre lo considerado masculino y femenino (independientemente de que exista o no intervención quirúrgica).
Estas personas no se corresponden con lo que se esperaría de ellas de forma normativa ni de su sexo (entendido de forma biológica).
Así, una persona tras puede nacer con sexo femenino (hembra) y desarrollar su vida como hombre, o simplemente desea transitar entre ambos géneros sin definirse, o desea desarrollarse como mujer aunque no desee hacerse una reasignación de sexo. En otros lugares, esto que definimos se denomina “transgeneristas”.
Como ya se ha apuntado, ésta es una definición muy general del asunto pero es la que, para este curso, hemos visto más idónea.
Asimismo, hay que destacar que las personas trans pueden tener la orientación sexual que deseen y que este hecho no tiene nada que ver con su identidad de género.
Por otra parte, se suele llamar “mujeres trans” a aquellas personas que —naciendo con un sexo que el sistema ha reconocido como de “macho”— deciden construir su identidad de género como esperaría de una mujer.
Lo contrario ocurre con los hombres trans que —naciendo con un sexo identificado normativamente como de “hembra”— desarrollan su identidad como se esperaría de un hombre.
Hay que señalar aquí que estas categorías han sido visibilizadas a veces desde la norma heterosexual y a veces desde las propias organizaciones que buscan el reconocimiento de derechos de estas personas.
Sin embargo, muchos mujeres y hombres que pudieran entrar en estas categorías no están de acuerdo con ellas de forma que se consideran a sí mismas “mujeres” y “hombres” sin más.
Esto es así porque aluden a que las propias construcciones normativas (de “hombre” y “mujer”) son construcciones aunque se haya nacido con el sexo que supuestamente “correspondía” y que, por tanto, lo único que hace que su construcción sea “distinta” es el sexo original con el que nacen. Quieren visibilizar con esto que no hay mujeres ni hombres más verdaderos que otros ya que ambas identidades son construidas.
Están en lo cierto en esta argumentación y, por tanto (insistimos) nombrar a las personas como ellas se nombran a sí misma resulta en estos casos lo más acertado.