Prehistoria en la Península Ibérica: Paleolítico Inferior
Comenzamos con el primer periodo prehistórico por tanto, y no es otro que el Paleolítico (piedra antigua), el período más largo de la historia del hombre (desde el 1.000.000 a.C al 8.000 a.C aproximadamente).
Es aquí donde nuestra especie se desarrolla y evoluciona, adquiere habilidades, desarrolla capacidades intelectuales, se comunica mediante el lenguaje, se expresa de manera artística, domina el fuego y aparecen las primeras creencias religiosas y los enterramientos.
Pasemos sin más dilación al primer periodo del Paleolítico, el Paleolítico Inferior:
Algunas fuentes fechan este período entre el 1.000.000/800.000 a.C y el 130.000/120.000 a.C.
Los individuos se unían en pequeños grupos, practicaban el canibalismo y el carroñerismo y se desplazaban en función de los movimientos de las manadas de animales de los que se alimentaban (nomadismo). En estos comienzos empiezan a elaborar herramientas bastante rudimentarias como “choppers”, cantos rodados que se golpeaban hasta dejar una parte afilada y cortante; así como bifaces de gran tamaño.
Con el paso de los años irán evolucionando, como es evidente, logrando una cierta “especialización técnica” a la hora de elaborar las herramientas anteriormente mencionadas. También vemos una evolución en las técnicas de caza, convirtiéndose en cazadores recolectores mínimamente especializados.
Los principales yacimientos de esta época los encontramos en la zona norte de la península (Asturias, Cantabria y La Rioja), las cuencas de ríos como el Miño, el Tajo y el Duero, y en zonas del sur como Cádiz y Granada. De estos yacimientos, sin duda el más importante y conocido es el de Altamira, en la Sierra de Atapuerca.
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Pinturas rupestres de Altamira.