Prehistoria en la Península Ibérica: Paleolítico Medio
Podemos datar este período entre el 130.000/120.000 a.C y el 35.000 a.C.
Estamos en una época donde el clima es realmente duro debido a una glaciación, por lo que el habitar en cuevas se hace sencillamente imprescindible para sobrevivir. Los grupos de individuos aumentan de tamaño y comienzan a concentrarse en nuevas zonas como la levantina, probablemente en busca de un clima menos hostil que el que se vivía en la zona norte peninsular, aunque sin significar esto que se abandonó esa zona norte como lugar de asentamiento.
Las herramientas en esta época van adquiriendo una mayor especialización y perfeccionamiento en sus acabados, los bifaces son de un tamaño menor a los del Paleolítico Inferior y aparecen nuevas armas para cazar, como picas de madera, lo que habla de un enfrentamiento directo con presas de mayor tamaño (y en algunos lugares de cierta “especialización” en atacar a una misma especie). Poco a poco estas armas de caza irán evolucionando para disminuir el riesgo de sufrir algún percance durante la misma (es normal observar en los restos humanos encontrados signos de ataques de animales, probablemente durante la caza).
Primer bifaz publicado en la historia de la arqueología.
Autor: John Frere (1800)
Pero esta evolución en las técnicas de caza no significa que dejen de recolectar frutos y tubérculos, y tampoco que dejen de practicar el canibalismo y el carroñerismo.
Siguiendo con la caza, una evolución de las técnicas de la misma llevaría una mayor especialización de cada individuo durante los ataques a las presas, por lo que sería necesario cierto tipo de comunicación, se piensa entonces que éstos debieron tener un lenguaje con cierta estructuración.
Se confirma también que aparecen los primeros enterramientos, algo que habla bien a las claras de creencias o supersticiones, incluso de ritos (de los enterramientos hablaremos más adelante, en la lección dedicada a las curiosidades).
Será también en este período cuando se realizan las primeras pinturas rupestres en cuevas. Hasta 2012 se creía que las pinturas rupestres más antiguas en la península ibérica tenían 25.000-30.000 años, perteneciendo por tanto al Paleolítico Superior, si bien el estudio de algunas pinturas realizado por varios de los más prestigiosos profesionales en la materia mediante el método de uranio-torio y que fue publicado en la revista “Science” (aquí tienes el artículo en inglés), databa algunas pinturas rupestres de las cuevas de “Altamira”, “Tito Bustillo” y “El Castillo” en más de 40.000 años, o lo que es lo mismo, fueron realizadas por los Neandertales, que todavía estaban en la península cuando el Homo Sapiens llegó (aquí la noticia en Televisión Española).
Diorama de la Cueva de Altamira.
Autor de la obra: Josep Font.
Autor de la fotografía: Jordi Ferrer.