Recapitulación final

La historia de la Monarquía romana comienza con un Rómulo y el final de Imperio acaba con otro Rómulo. Pasaron de ser un pequeño poblado de pastores a la orilla del río Tiber a dominar una extensión de tierras que iban desde Hispania hasta Mesopotamia (actualmente Irak), y desde Britania hasta África (Egipto, Numidia...).

Tuvieron todo tipo de gobernantes, reyes con poder absoluto, poder dividido entre Senado y cónsules, emperadores que volvieron a concentrar en sus manos el poder total. Debido a su enorme extensión tuvieron que dividir el imperio en cuatro partes, asignando a cada parte un emperador. Volvieron a unificar el imperio en las manos de un sólo emperador, para finalmente dividirlo de nuevo en dos, Oriente y Occidente.

Soportaron guerras, expansiones romanas e invasiones extranjeras. Construyeron una red de carreteras por todo el imperio interconectadas entre ellas (todos los caminos llevan a Roma). Allá donde fueron llevaron sus construcciones más importantes (puentes, acueductos, teatros, anfiteatros).

En cuanto a su lengua, el latín, al convertirse en la lengua del comercio y de la administración pública se hablaba en todas las provincias romanas. Tras la caída del imperio y la fractura de las provincias, la lengua evolucionó de manera distinta en cada una de ellas, dando paso a las lenguas romances (español, italiano, francés...).

 

Este ha sido un breve repaso de la Historia de Roma, que cuenta con 13 siglos de historia.

Verónica Ayelo Henares

Licenciada en Filología Clásica. Autodidacta y experta en el mundo antiguo

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