El Nazismo en el poder
A pesar de que la teoría decía que los nazis estaban controlados, lo cierto es que no era así. El control ejercido en el Ministerio del Interior, en la policía y la conversión de las bandas armadas en fuerzas parapoliciales dieron la opción a Hitler de hacerse rápido con el poder.
El 27 de febrero de 1933 un grupo de comandos nazis prendió fuego al Reichstag, con el objetivo de que la izquierda sufriera las consecuencias de la represión policial, cuya consecuencia fue la promulgación de un decreto de Protección de la Nación y el Estado que decía: "Se puede coartar la libertad personal, el derecho de libre expresión del pensamiento, incluida la libertad de prensa, de reunión y de asociación; intervenir las comunicaciones postales, telegráficas y telefónicas, disponer registros domiciliarios y confiscaciones, así como limitaciones de la propiedad".
Desde sus modestos comienzos, la organización de las SS (Schutzstaffel o “escuadras de protección”), se convirtió en un estado virtual dentro del estado de la Alemania nazi, en el que trabajaban hombres que se consideraban la “élite racial” del futuro nazi.
En el estado nazi, las SS se hicieron cargo de la seguridad, la identificación del origen étnico, la política de establecimiento demográfico, y la recopilación y el análisis de información de inteligencia. Controlaban las fuerzas policiales alemanas y el sistema de los campos de concentración. Además, concibieron e implementaron planes diseñados para reestructurar la composición étnica de Europa oriental y la Unión Soviética bajo ocupación.
A partir de 1939, las SS asumieron la responsabilidad de “resolver” el llamado problema judío y después de 1941, sus líderes planificaron, coordinaron y dirigieron la llamada "solución final. Esta “solución” consistía en la aniquilación de los judíos europeos, lo que ahora conocemos como el Holocausto.