Teorías. Interpretabilidad Empírica
8. Interpretabilidad empírica. La mayoría de los teoremas del nivel más bajo de la teoría deben ser interpretables empíricamente, quizás con la ayuda de otras teorías.
Referencialmente considerada, una teoría factual se refiere a un modelo teorético que se supone a su vez referente a un sistema real.
La contrastabilidad de una teoría se posibilita mediante un conjunto de reglas evidenciales de interpretación, las cuales enlazan términos de bajo nivel de la teoría con entidades y rasgos observables.
La interpretabilidad empírica posibilita la contrastación.
9. Representatibilidad. Cuanto más representacional sea una teoría (cuanto menos puramente fenomenológica), tanto más profundamente rebasará las apariencias, tanto más efectivamente guiará la nueva investigación y tanto más contrastable será.
La mayor profundidad de las teorías representacionales explica por qué con pocas excepciones, la tendencia general en la historia de la ciencia lleva a añadir a las cajas negras, cajas translúcidas.
De este modo, se produce una suplementación de las teorías superficiales por teorías más profundas de modo gradual.
10. Consistencia externa. Supone la compatibilidad de toda teoría factual con el núcleo de conocimiento razonablemente contrastado. Deseamos la consistencia externa por dos razones:
i. La explicación y la predicción de cualquier hecho real requiere la cooperación de cierto número de teorías.
ii. . La consistencia externa se maneja como una contrastación para averiguar la verdad.
11. Alcance. La mejor teoría será la que pueda dar respuesta a las preguntas más ambiciosas. Con ciertas limitaciones, puede decirse que la mejor teoría es la que tiene mayor alcance explicativo.
La secuencia histórica de teorías en un determinado campo debe exhibir a grandes rasgos un alcance creciente. Se trataría por tanto, de explicar lo más posible con lo menos.
Un ejemplo de esta tendencia es la teoría de la luz. Una cosa es la extensión del conjunto de hechos y leyes de bajo nivel cubierto por una teoría, y otra completamente distinta, la precisión o adecuación de tal cobertura.
Teorías diferentes pueden dar razón de un conjunto de explicaciones con diferentes grados de precisión.
Si su ámbito es aproximadamente el mismo, se preferirá la más precisa de ellas, mientras que si es su precisión la que resulta aproximadamente idéntica, se preferirá la teoría que tenga mayor ámbito.
12. Profundidad. Cuanto más profundos son los problemas que intenta resolver, tanto más profunda es la teoría.
Las teorías más profundas son las más específicas, y por tanto, las más informativas. Como consecuencia de una mayor determinación o compromiso, son también las mejor contrastables.
Por ser mejor contrastables son más aptas para adquirir y para perder una buena fundamentación empírica, o sea el conjunto de datos relevantes para ellas es mayor.
La profundidad de las teorías puede caracterizarse por la posesión de tres atributos: la presencia de construcciones de nivel alto, la presencia de un mecanismo y una intensa capacidad de explicación.
Las teorías profundas, con mecanismos fundamentales y básicos, son preferibles, ceteris paribus, a sistemas superficiales que no corren el riesgo de afirmar ningún mecanismo inobservable.
13. Originalidad. Las teorías audaces, con llamativas pero no arbitrarias construcciones de alto nivel, con proyecciones antes inauditas y con capacidad de unificar campos aparentemente inconexos, representan aportaciones valiosas.
Sin duda, hacen falta teorías que sistematicen lo ya sabido; pero las más fecundas revoluciones del conocimiento han consistido en la introducción de teorías que lejos de limitarse a condensar lo sabido, nos obligan a pensar de modo nuevo, a formular nuevos problemas y a buscar nuevas clases de conocimientos, en definitiva teorías originales.
14. Capacidad unificadora. Es la capacidad de reunir dominios hasta el momento aislados.
15. Potencia heurística. Es la capacidad de sugerir o guiar nueva investigación en su campo o en campos vecinos.
La fecundidad es a menudo un producto inesperado de la representatividad y de la profundidad.
16. Estabilidad. La teoría no debe derrumbarse ante el primer dato nuevo, sino que debe ser capaz de crecer, debe ser capaz de aprender de la nueva experiencia que no haya sido capaz de predecir.
Las teorías rígidas tienden sucumbir ante la primera evidencia desfavorable. Ahora bien, la elasticidad o estabilidad de las teorías tiene sus límites, las teorías tienen sus límites, no pueden ser insensibles a la nueva experiencia, pero tampoco demasiado acomodaticias respecto a ésta.
En particular, no pueden ser compatibles con fragmentos de evidencia que no lo sean entre sí. Las buenas teorías, como los buenos coches, no son los que no pueden chocar, sino los que tienen alguna protección.
17. Contrastabilidad. La teoría, sus supuestos e incluso las técnicas utilizadas en su constrastación deben ser susceptibles de ésta.
Todos esos elementos tienen que ser accesibles al examen, el control y la crítica, aunque puede contener algunas pocas hipótesis que tomadas sueltas, sean sólo confirmables.
Empíricamente contrastable significa sensible a la experiencia. Puesto que la teoría científica es un sistema de varios niveles, no exigiremos que toda hipótesis sea directamente contrastable.
Esta exigencia presentada por el empirismo, haría imposible la teoría científica.
18. Simplicidad metodológica. Implica la viabilidad tecnológica de las contrastaciones empíricas.
19. Parsimonia de niveles. La teoría debe ser parsimoniosa en sus referencias a niveles distintos del directamente afectado. En particular, no debe apelarse a niveles superiores de la realidad si basta con los inferiores, ni tampoco hay que introducir niveles lejanos, de ser posible, sino a través de otros intermedios.
Por tanto, empezamos por estudiar los hechos en su propio nivel. Si un nivel es insuficiente para dar cumplida cuenta de un conjunto de hechos, hay que profundizar bajo su superficie y por encima de ella en busca de los niveles contiguos.
En este sentido, se debe intentar explicar lo superior por lo inferior y no invertir el proceso, sino en última instancia.
20. Consistencia. Compatibilidad con la visión dominante, con el núcleo común a las sostenidas de los científicos más competentes de la época.