La revolución industrial. Primera fase

¿Cómo se inició la revolución industrial?

¿Cuáles fueron los principales cambios tecnológicos que la propiciaron?

¿Qué influencia tuvieron esos cambios sobre la sociedad?

Locomotora de vapor

Las transformaciones económicas y sociales producidas por los asombrosos cambios tecnológicos ocurridos en un corto período de la historia, constituyeron las bases de lo que sería una nueva sociedad. Es por eso que no cabe duda de que se trató de una revolución.

La revolución industrial ocurrió en dos etapas, la primera se inició en Inglaterra en las últimas décadas del siglo XVIII y gradualmente se extendió al resto de los países europeos. La segunda fase se ubica entre mediados del siglo XIX y la primera guerra mundial (1914).

El comienzo de todo es el invento de la máquina de vapor, en 1798, resultado de los experimentos del inglés Thomas Newcomen, complementados por desarrollos de James Watt, el creador de diversas aplicaciones técnicas del vapor.

Esta tecnología, sustentada en el carbón como combustible,  cambió las formas de hacer las cosas de tal manera que aumentó la productividad, permitió mecanizar las fábricas y mejorar notablemente los medios de transporte. Inglaterra se convirtió en el primer país industrial de la historia.

La transformación de la agricultura fue otro de los aspectos más importantes de la revolución industrial; la actividad agrícola se hizo más rentable en Gran Bretaña como resultado de cambios importantes en las técnicas de cultivo.

Europa Occidental y EEUU pasaron de una economía basada principalmente en la agricultura y el comercio a una economía industrial y mecanizada. ​ El desarrollo de las fábricas mecanizadas introdujo cambios trascendentales en la organización del trabajo.

Con el aumento de la productividad, mejoraron las condiciones de vida y la población creció más rápidamente. Se produjeron innovaciones en salubridad pública, tales como la construcción de acueductos y sistemas de alcantarillado.

Los medios de transporte, que cambiaron hábitos de vida y sustentaron una primera globalización merecen mención especial.

Richard Trevithick, un mecánico británico, construyó en 1802,  una máquina de vapor que fijó a un bastidor y la convirtió en una especie de locomotora. Hacia 1805 había perfeccionado su invento para remolcar sobre rieles un tren de 5 contenedores con 10 toneladas de carbón. Es el origen primario del ferrocarril. 

El desarrollo de los sistemas ferroviarios fue la gran empresa del siglo XIX y los efectos de su utilización fueron extraordinarios  para la economía del mundo, al facilitar radicalmente el transporte de mercancías y personas a largas distancias a un costo muy bajo.

En 1832, el francés Benoit Fourneyron  patentó la turbina hidráulica que se incorporó a los nuevos medios de generación de potencia.

El otro factor tecnológico trascendental es el dominio de la electricidad, una fuerza natural que ya había sido vislumbrada desde la antigüedad. El filósofo griego Tales de Mileto, ya en el año 600 a.C. realizó experimentos sobre la electricidad estática y el magnetismo.

Aunque hubo varios experimentos con electricidad atmosférica o generada en laboratorio, en diversas ocasiones,  podemos situar en la creación de la primera batería, por el físico italiano Alejandro Volta, en 1800, como el inicio de la utilización de la electricidad en la vida diaria.

Antes del invento de Volta, en 1778, Benjamín Franklin comprobó que los rayos son una forma de electricidad y creó el pararrayos.

Durante el siglo XIX y comienzo del XX varios científicos e inventores formularon las leyes de la electricidad y el magnetismo que dan soporte al desarrollo tecnológico en este campo.

Hans Christian Oersted, Michael Faraday, Charles-Augustin de Coulomb, George Simon Ohm, James C. Maxwell, James Prescott Joules, André-María Ampère, Gustav Kirchhoff y Nikola Tesla son los nombres de los principales  teóricos de la tecnología eléctrica. 

El solenoide, invento de André-Marie Ampère (1822) es un elemento fundamental en la utilización del electromagnetismo.  A partir de este invento se produjeron muchas innovaciones basadas en la electricidad. Así, por ejemplo, en 1831 Michael Faraday ideó el primer motor eléctrico y el dinamo (generador de corriente continua).

El telégrafo eléctrico, que permitió la formación de la primera red de comunicaciones,  resultó del esfuerzo de varios investigadores como Samuel Thomas von Soemmering y Alessandro Volta, aunque quien figura para la historia es Samuel Morse, que lo patentó en 1838.

Morse, un pintor norteamericano, inventó el código que lleva su nombre para convertir las palabras en impulsos eléctricos y, con un aparato construido junto con el ingeniero Alfred Lewis Val, envió el primer mensaje por ese medio, de Washington DC a Baltimore, el 24 de mayo de 1844.

La refrigeración es otra innovación digna de ser mencionada, por su impacto en el bienestar de la gente y su importancia industrial. Como el telégrafo, la refrigeración fue un esfuerzo escalonado de varios creadores.

En 1805, Oliver Evans, de Pennsylvania, EEUU, inventó una máquina que enfriaba comprimiendo éter. Entre 1834 y 1840, Jacob Perkins, un inventor americano, con más de 70 años  de edad en ese momento, logró crear un sistema que podía fabricar hielo, pero abandonó el proyecto debido a su mala salud.

En 1857, un francés, Ferdinand Carré, continuó el trabajo de Perkins y logró un sistema mejorado. En 1859, usando amoníaco como gas, creó un refrigerador efectivo.

Desde el punto de vista económico, los sectores de mayor dinamismo fueron, en esta etapa, la industria textil que se expandió notablemente, y la industria siderúrgica que creció enormemente para satisfacer la demanda de la construcción urbana y el desarrollo de las redes ferrocarrileras.

Hasta la revolución industrial no se había producido un salto tecnológico tan importante para la humanidad.

Ejercicios de repaso