El suelo de la peana (2)
Hagamos ahora la hojarasca. Esto puede parecer difícil, pero es facilísimo Lo único que tenemos que hacer es coger flores y hojas secas, de distintos colores.
Con una batidora, de las que tenemos en la cocina de nuestra casa para triturar carne, cebolla o hacer mayonesa, trituramos estas hojas un rato, hasta que veamos que quedan pequeños trocitos: ya tenemos la hojarasca.
Con un pincel damos cola un poco diluida en agua sobre la superficie superior de la peana, la tierra que acabamos de pintar.
Cogemos un puñado de la hojarasca y la espolvoreamos sobre la tierra. Para que quede bien pegada a la superficie, una vez espolvoreada volvemos a dar cola muy diluida en agua sobre toda la hojarasca. Dejamos secar.
Una vez completamente seco, las hojas quedan totalmente pegadas a la base de una forma muy natural.