Curioso ejemplo de branding marketing. El caso de "El pequeño Nicolás"
Estamos en España en 2014 y un personaje al que los periódicos han bautizado como “El pequeño Nicolás” ha sido noticia por haber engañado a gente de las altas esferas.
A pesar de su juventud, este personaje usaba su apariencia y seguridad para hacer ver que tenía contactos y negocios que ofrecer. Así conseguía colarse en cualquier espacio por muy vigilado que fuera, y se creaba sus propios negocios usando simplemente sus puntos fuertes, el conocimiento de las dinámicas sociales y la apariencia.
Podemos decir que, en un mundo de apariencias somos lo que aparentamos, pero esto no es sinónimo a ser lo que no eres. Más bien quiere decir que, si queremos proyectar seguridad, solo tenemos que sentir que ya somos personas seguras; si queremos proyectar elegancia, solo tengo que adoptar la apariencia de una persona elegante. Básicamente es aprender a observar e imitar: ¿cómo es una persona segura? ¿cómo habla, cómo se expresa? ¿qué características tiene una persona que desprende profesionalidad?
En otras palabras, no se trata de adoptar una falsa seguridad: quien no tiene seguridad no puede proyectarla. Se trata de saber que todo podemos adquirirlo y aprenderlo si lo trabajamos, y que la forma de aparecer ante las demás personas es tan importante como aquello que tenemos que ofrecer. Da igual qué valores profesionales tengamos. Si no sabemos mostrarlos, nadie los verá.
Esto es precisamente lo interesante del caso de caso de Nicolás: no importaba que no tuviera el dinero que decía o los contactos que decía tener porque la realidad que mostraba de sí mismo era la que quería mostrar.
Como dice la noticia: