Control sobre las emisiones a la atmósfera
La contaminación atmosférica no es un problema del que participen directamente todas las actividades productivas, es más, en los tratados internacionales sobre esta materia se suelen especificar los sectores que van a ser regulados por el convenio en cuestión (por ejemplo el Protocolo de Kioto). Sin embargo, prácticamente la totalidad de las actividades son emisoras indirectas de gases contaminantes (en el momento que un trabajador coge su vehículo privado para acudir al centro de trabajo o cuando se enciende la luz de un local abastecido de energía eléctrica por una central térmica) y además, los gases tienden a dispersarse en la atmósfera de tal manera que producen efectos en un amplio radio desde el foco emisor, que será mayor o menor dependiendo de la naturaleza del fluido.
Para frenar este tipo de contaminación, se pueden adoptar dos actitudes:
1. Evitar las emisiones: es decir, prevenir que la perturbación se produzca y llegue al aire ambiente.
2. Corregir las inmisiones: una vez producida la contaminación, poner los medios necesarios para anularla o minimizarla.
En ambas líneas de actuación se van a exponer a continuación una serie de medidas que están siendo utilizadas por las empresas contaminantes y las administraciones públicas encargadas de su control:
1. Impedir las emisiones de partículas: Se producen principalmente en centrales térmicas, fundiciones, incineradoras, motores de combustión, etc. Existen en el mercado diversas tecnologías que evitan la emisión de partículas a la atmósfera, desde una amplia variedad de filtros hasta centrífugas, precipitadores electrostáticos, cámaras de deposición por gravedad sin flujo de aire…
2. Optimizar la combustión: Llevando a cabo un exhaustivo control sobre el modo en que el comburente se quema en el interior del motor, y si es viable una mejora tecnológica implantarla. Veamos algunos ejemplos:
a. Variar la proporción de la mezcla aire-combustible.
b. Recirculación de los gases de escape a la cámara de combustión.
c. Favorecer el rendimiento en la combustión añadiendo aditivos oxigenados (metanol, etanol...).
d. Utilizar combustibles de mejor calidad, menos contaminantes.
e. Instalar catalizadores o “soluciones de final de tubería”, que limpien los gases emitidos desde el motor.
3. Mejores tecnologías disponibles: a la hora de adquirir los equipos se elegirán preferentemente aquellos que no necesiten motores de combustión para funcionar (eléctricos, solares, etc.), y si no fuese posible se optará por los más eficientes conforme a las especificaciones del fabricante.
Pero hasta ahora sólo hemos hablado de la contaminación química del aire y existe otra que es, al menos, igual de importante: la contaminación física o acústica. Al igual que las anteriores, las perturbaciones producidas por ruidos y vibraciones tienen un fuerte impacto sobre el medio ambiente y la salud de las personas, pudiendo llegar a producir trastornos físicos y psicológicos. Algunas medidas que pueden llegar a reducir considerablemente los ruidos y vibraciones producidos por nuestro negocio son:
1. Adquirir aparatos poco ruidosos: A la hora de realizar las compras se puede optar por aquellos equipos cuyos motores emitan menos ruidos y vibraciones durante su funcionamiento, que estén bien aislados, con motores eficientes, etc.
2. Hacer un uso adecuado de los equipos: Según el número de revoluciones o la potencia con la que se haga trabajar a una máquina, esta generará más o menos ruido. En este sentido es muy importante la manera de trabajar del operario que la use y jugará un papel fundamental la formación del mismo. Se pueden establecer horarios de uso de las máquinas más ruidosas que no coincidan con las horas de descanso de los vecinos, limitar el transporte interior en la instalación por aquellas zonas de mayor sensibilidad acústica, disminuir la velocidad de producción de ciertas máquinas, etc.
3. Prever medidas correctoras: Cuando ninguna de las medidas anteriores pueda evitar la contaminación, se ejecutarán medidas como la de aislar adecuadamente las paredes del local, disponer pavimentos absorbentes en el mismo o instalar pantallas acústicas en el perímetro que eviten la llegada de la perturbación al exterior. También existen medidas de protección individual, como los protectores auditivos que llevan los trabajadores de las fábricas donde el ruido es molesto o incesante, y que evitan que pierdan audición u otros trastornos como estrés, insomnio, depresión, etc.; o las cabinas insonorizadas, donde se puede aislar individualmente la fuente emisora de la perturbación.
Para evaluar la contaminación acústica de nuestra actividad, existen numerosos programas informáticos que realizan simulaciones según las características del edificio o la superficie estudiada, obteniendo como resultado mapas de ruido. En ellos aparecen las isófonas, que marcan los decibelios alcanzados en cada lugar y que sirven al gestor para aplicar medidas preventivas o correctoras dependiendo de la gravedad de la situación.
Existen además otros métodos de cálculo basados en mediciones in situ o en modelos teóricos, como los que se muestran a continuación:
1. Ruido industrial: Los métodos más utilizados internacionalmente para medir el ruido en las fábricas, son los contenidos en las normas de la Organización Internacional de Estandarización (ISO), que marcan la manera de realizar las mediciones, como tratar los datos y de que forma hay que reflejar los resultados.
2. Ruido del tráfico rodado: donde quizás el más destacado sea el método nacional de cálculo francés NMPB-Routes-96, en el que se modeliza la emisión de ruido de tráfico en función del tipo de vehículo, la velocidad del mismo, el tipo de flujo de tráfico propio de la vía, y las características propias de la vía como el trazado del pavimento.
3. Ruido aeroportuario: Mención aparte merecen los métodos de cálculo de niveles sobre los niveles de ruido en el entorno de los aeropuertos civiles. Existen diferentes modelos, para tratar las trayectorias de vuelo, y técnicas, como la de segmentación. Por ejemplo, la Comisión Europea recomiendan el uso del método de segmentación descrito en el Technical Manual of the Integrated Noise Model (2002).
4. Ruido de trenes: Se impone en esta materia el método nacional de cálculo de los Países Bajos, publicado por el Ministerio de Vivienda, Planificación Territorial en forma de "Guías para el cálculo y medida del ruido del transporte ferroviario” (1996).